jueves, 11 de agosto de 2016

El camino del perdón SOLO tiene un camino: “ida y vuelta de nosotros a Dios y de Dios a nosotros"


     Este propósito del día es muy importante. Leyendo la palabra de hoy, (San Mateo 18,21-35.19,1) me comenta Jose: "es largo el evangelio de hoy" a lo que comenté: "como largo es el camino del perdón". “Mientras más largo más orgullosos somos”, pensé; pero luego reflexioné interiormente: “no necesariamente"... El camino del perdón es un camino de sanación interior y SOLO tiene un camino: “ida y vuelta de nosotros a Dios y de Dios a nosotros”; … y como todas las gracias, esta también debemos pedirla al Señor. A veces tardamos más en perdonar porque el Señor tiene que curar mucho dentro de nosotros, otras veces somos nosotros quienes no ponemos nuestro corazón en disposición de dar y recibir el perdón.

      He aprendido que es mejor perdonar rápido porque mientras más tiempo pasa, la herida no sana sino que al contrario, se vuelve mayor y entonces es más difícil hacer el bien o simplemente no desear el mal a aquellos que nos han ofendido. (Sino, miremos a quien dijo “non serviam”, que cada vez es mayor el abismo de la “ofensa” que según Él le hicieron al no elegirle como redentor del mundo por ser el más “bello”…todo por la soberbia y el orgullo). ¡Grande es la misericordia de Dios para con nosotros!. Si pedimos la gracia de tener “un poco de su corazón”, podremos perdonar con rapidez, igual que Él nos perdona a nosotros una y otra vez. “Me ha tocado perdonar mucho”, me dirás…y te respondo entonces como tantas veces pienso:  “menos mal que me toca perdonar, porque por mérito y obras no conseguiría nada, ¡le falto tanto al Señor!, sin embargo, por lo menos me queda el consuelo de aquel evangelio que dice “porque mucho ama, mucho se le ha perdonado” ya que el perdón no es más que un acto de amor, del amor más fino, el que SOLOS NO PODRIAMOS llevar a cabo.


     Hoy es un buen día para dejar ir las ofensas, los desprecios, las burlas, las agresiones, todo lo que nos ha hecho o hace daño… ¿dónde lo mandamos?: a los pies de la cruz de Cristo: te entregamos Señor todo esto que no nos hace bien. Otórganos en este nuevo día, la gracia de perdonar a quienes nos han agredido, para así poder tener un corazón libre para amar, que siempre te elija a ti y no a mi orgullo. Amen.