jueves, 24 de octubre de 2013

Para Conocer: Qué es la virtud. Tipos de virtudes

Este material, me parece estupendo para nuestra formación. Hoy día, escuchamos mucho hablar sobre las virtudes, pero realmente que son?, y mas aun, nosotros los seguidores del evangelio, a cuales virtudes estamos llamados?, se que les sera de gran utilidad. En lo personal, son un reto.

Las virtudes como camino para vivir cerca de Dios y cumplir con nuestra misión aquí en la Tierra.
 
El hombre fue creado por Dios para vivir eternamente en amistad con Él. Por lo tanto, el hombre está destinado a la vida eterna y debe vivir de cara a ella.

Para alcanzarla se necesita la gracia que Dios nos otorga. En otras palabras, Dios es quien da la santidad. Pero como Dios, siempre, va a respetar la libertad, alcanzar la santidad implica una respuesta de parte del hombre.

La santidad es la identificación con Cristo en el cumplimiento amoroso de la voluntad de Dios, mediante el ejercicio de las virtudes.

Las virtudes son hábitos buenos que nos llevan a hacer el bien. Podemos tenerlas desde que nacimos o podemos adquirirlas después. Son un medio muy eficaz para colaborar con Dios, pues implican que hemos decidido, libre y voluntariamente, hacer el bien, es decir, cumplir con el plan de Dios.

La virtudes la disposición habitual y firme de hacer el bien y se adquiere por repetición de actos o por un don de Dios.

La virtud permite a la persona no sólo hacer el bien, sino dar lo mejor de sí misma. La persona debe de superarse siempre como hombre y como cristiano.

El objetivo de una vida virtuosa es llegar a ser semejantes a Cristo, no es un perfeccionismo, donde la persona elimina defectos porque considera que no debe de tener tal o cual falla, esto sería un vanidoso mejoramiento de sí mismo. Tampoco es un narcisismo de verse bien, que todos piensen que es lo máximo. La virtud no es una higiene moral por la cual limpio mi persona.

Las virtudes son hábitos operativos, es decir, hay que actuarlos. No se trata de tener buenas intenciones, "pensar tengo que ser más ordenado", hay que ser más ordenado.

Por ello es que el hombre debe encauzar las pasiones para ser un hombre íntegro. Porque las virtudes de adquieren por medio de actos virtuosos. 

La perfección de la que hablamos es un crecimiento armónico de toda la personalidad, por eso al crecer en una virtud crecen las demás porque el ejercicio de una virtud implica la práctica de otras. La laboriosidad exige ser ordenado, responsable, etc. La paciencia implica la tolerancia, la aceptación, la flexibilidad, etc.

Diferencias entre virtud y valor.

Hoy en día se admira a las personas que ganan mucho dinero, a las grandes estrellas de la televisión o de la música, a los grandes deportistas.

Todas estas personas realizan actos buenos. Estos actos son buenos en sí mismos y tienen un fin bueno, pero no nos hacen crecer como hombres. No podemos asegurar que un jugador de basquetbol de fama mundial sea mejor persona que nosotros, únicamente porque él sabe meter canastas de tres puntos y nosotros no. 

Las habilidades físicas, deportivas o intelectuales, ciertamente son dones que hay que desarrollar con esfuerzo, pero que por sí mismas, no nos convierten en personas mejores, sino únicamente en mejores pianistas, deportistas o matemáticos.

También, hay que distinguir las virtudes de los valores humanos. Los valores están orientados al crecimiento personal por un convencimiento intelectual: sabemos que si estamos limpios, seremos mejor aceptados por los demás; sabemos que si mantenemos ordenadas nuestras cosas, podremos encontrarlas cuando las busquemos. 

Los valores son bienes que la inteligencia del hombre conoce, acepta y vive como algo bueno para él como persona.

Las virtudes son acciones que nacen del corazón y están orientadas directamente a un bien espiritual. Estas nos hacen crecer como personas, a imagen de Dios.

Las virtudes nos llevan a la perfección, pues disponen todas nuestras potencias, todas nuestras cualidades, nuestra personalidad entera, para estar en armonía con el plan de Dios; orientan toda nuestra persona, no sólo nuestros actos, hacia el bien.

Para entender mejor la diferencia entre valor y virtud, analicemos cómo cambia un valor de acuerdo con las circunstancias que lo rodean. Son diferentes:

- una persona que cuida a su tía enferma porque quiere su herencia.
- una persona que cuida a su tía enferma porque ésta le cae muy bien.
- una persona que siempre está dispuesta a cuidar a cualquier enfermo, aún sin conocerlo, por amor a Dios y a los hombres.

Aunque la acción es la misma en los tres casos, solamente la tercera es una virtud, por ser habitual y permanente. En los otros dos casos, la persona vive el valor del servicio. En el tercero, la persona tiene la virtud del servicio.

Las habilidades están orientadas a “hacer bien” algo específico. Nos hacen ser mejores en algo, pero no mejores como personas.

Los valores humanos son un bien que la inteligencia humana toma como tal. En sí mismos son neutros, y dependen del uso que les demos. Puestos en práctica, los valores nos hacen crecer como personas.

Las virtudes están orientadas a cumplir el plan de Dios. Su fin es hacer siempre el bien, independientemente de las circunstancias. Nos hacen crecer como personas, nos perfeccionan, nos santifican y edifican la sociedad por ser algo habitual y permanente.


Tipos de virtudes

Virtudes humanas: son rectos comportamientos según la ley natural. Perfecciones habituales del entendimiento y de la voluntad que regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y guían nuestra conducta según la razón y la fe. Se adquieren mediante el esfuerzo humano. Ej. Lealtad, orden, diligencia, solidaridad, respeto, gratitud, etc.

Pero para alcanzar la salvación no bastan las virtudes humanas naturales, alcanzar la vida eterna no es posible sin la ayuda de Dios y la acción del Espíritu Santo.

Virtudes cardinales: son las virtudes humanas más importantes. Se llaman “cardinales” porque son los ejes en torno a los cuales giran las demás. Cardine en latín, significa el eje de la puerta. Son: la prudencia, la fortaleza, la justicia y la templanza.

Virtudes cristianas: Son rectos comportamientos según el ejemplo de Cristo en el Evangelio. Podríamos mencionar la mansedumbre.

Virtudes teologales: son las que se reciben de Dios por su acción sobrenatural en el alma. Fe, esperanza y caridad.

Virtudes evangélicas: son especiales acentos del Evangelio entre muchas virtudes que practicó nuestro Señor Jesucristo. Por ejemplo la humildad, la castidad, la pobreza.

Todo lo que sea contrario a la virtud son malos hábitos, que llamamos vicios.

Virtudes cardinales

Prudencia: es la capacidad de conocer, en cada circunstancia, lo que se debe hacer o evitar para conseguir un fin bueno, y elegir medios apropiados para realizarlo. Para guiar el juicio de la conciencia, aplica los principios morales al caso particular. 

El hombre prudente decide y ordena según este juicio. Esta es la virtud por excelencia.

Para ejercer la prudencia hay 8 partes integrales que son muy importantes. Cinco pertenecen a lo intelectual y tres a la práctica:

Memoria: recordar los éxitos y fracasos del pasado ayuda a orientar sobre lo que hay que hacer. La experiencia es madre de la ciencia.

Inteligencia: conocer el presente nos ayuda a discernir sobre lo bueno o malo, conveniente e inconveniente.
Docilidad: saber pedir y aceptar consejo de personas que saben más. Nadie puede saber todas las respuestas.
Sagacidad: disposición para resolver los casos urgentes cuando no hay tiempo de pedir consejo.
Razón: cuando después de una meditación madura se resuelven casos por sí mismos.
Providencia: parte principal de la prudencia, igual a providencia, es fijarse en el fin que se pretende. Para actuar con prudencia hay que ordenar los medios al fin.
Circunspección: es tomar en consideración las circunstancias para juzgar según ellas, si es conveniente o no hacer o decir algo. Hay ocasiones en que lo que se pretende es bueno y conveniente, pero debido a las circunstancias, puede resultar negativo. Ej. Corregir a alguien cuando hay personas ajenas presentes.
Cautela o Precaución: ante los impedimentos externos que pueden ser obstáculos para conseguir lo que se pretende. Ej. Evitar la influencia de las malas compañías.

Habrá momentos en que se podría prescindir de alguna de estas cosas, pero si lo que se pretende es importante se deben tomar en cuenta todas ellas. ¡Cuántas imprudencias se cometen por no tomarse el trabajo de hacerlo!.

La prudencia se ejerce no solamente en lo personal, sino que también tiene una parte social que se dirige al bien común y abarca el gobierno, la política, la familia y lo militar.

Pecados contra la prudencia: 
No buscar a Dios como valor supremo.
La imprudencia que se divide en tres:
La precipitación que es actuar inconsiderada y precipitadamente, guiados por la pasión o capricho.
La inconsideración por la cual se desprecia o se descuida el atender las cosas necesarias.
La inconstancia que es abandonar los propósitos por motivos sin importancia.

La imprudencia nos puede llevar a aceptar una circunstancia que nos aleja de Dios. O a buscar a Dios en un medio que no conduce a Él.

La negligencia que supone la falta de interés por actuar eficazmente en lo que debe hacerse. Es diferente de la inconstancia porque en ella no hay ni siquiera el interés por actuar. Cuando se refiere a algo pertinente a la salvación, el pecado de negligencia es grave. No toda negligencia es pecado contra la prudencia.

El don del Espíritu Santo que corresponde a esta virtud es el don de consejo.

La justicia consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que le es debido.

Es la virtud que equilibra nuestro trato con las demás personas. Es una virtud muy compleja, una madeja con muchos hilos.

Para que se diga que alguien es justo hay que apartarse de cualquier mal que dañe al prójimo o a la sociedad y hacer el bien debido al otro. No basta con no hacer un mal, sino que hay que darle lo que se merece.

Tipos de justicia:
Conmutativa: dar a cada uno lo que merece. Y lo puede merecer por contrato o por derecho adquirido.
General o legal: dar a la sociedad lo necesario para obtener el bien común. Ej. Pagar impuestos para que haya hospitales.
Distributiva: dar lo necesario a cada miembro de la sociedad, según sus derechos naturales o adquiridos.
Social: proteger los derechos naturales de la sociedad y de sus miembros. Es decir, ni defender tanto a la sociedad que se perjudique a los ciudadanos, ni defender tanto los derechos de los individuos que perjudiquemos a otros y a la sociedad.
Vindicativa: restablecer la justicia lesionada. Porque quien perjudica los derechos de otros tiene el deber de repararlos.
El don del Espíritu Santo correspondiente a esta virtud es el don de piedad.

La fortaleza: es la virtud que asegura la firmeza y la constancia en la búsqueda del bien, superando los obstáculos que se presentan en el cumplimiento de las propias responsabilidades.

Cualquier hombre de bien puede tener esta virtud, pero en el caso del cristiano esta virtud tiene que estar cimentada en el amor a Dios.

Pecados contra la fortaleza:
La pereza, que es madre de todos los vicios.
La comodidad excesiva, la ley de menor esfuerzo.
La impaciencia, la inconstancia, la terquedad, la insensibilidad o dureza de juicio, la ambición, la vanagloria, la presunción, la pusilanimidad.
El don del Espíritu Santo que corresponde a esta virtud es el don de la fortaleza.

La templanza es la virtud que modera la atracción de los placeres y procura el equilibrio en el uso de los bienes creados. Asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y mantiene los deseos en los límites de la honestidad.

Cuando decimos moderar nos referimos a controlar, no a reducir la cantidad. No hay templanza en emborracharse sólo una vez cada tres meses, sino en saborear el alcohol sin perder el dominio sobre sí mismo.

Hablamos de equilibrio, porque hay sistemas espartanos que llevan a la excesiva rigidez y provocan verdaderos trastornos en la personalidad.

Los medios que ayudan a vivir la virtud de la templanza son:
Vigilar: porque los instintos no mueren.
Orar: porque el pecado original nos ha desequilibrado y la concupiscencia actúa.
Sacrificio, porque los instintos hay que disciplinarnos con esfuerzo y continuidad. Hay que caminar por la “senda derecha”.
El don del Espíritu Santo que corresponde a esta virtud es el don del temor. 

¿Cómo adquirir las virtudes?

Las virtudes no se adquieren de un día para otro, sino mediante el esfuerzo diario, la repetición de actos buenos que nacen del corazón, pero no sólo eso: forzosamente necesitamos de la ayuda de Dios, pues es muy fácil que, debido al ambiente o la distracción, las utilicemos sólo para nuestra propia conveniencia y nos quedemos sólo en los valores humanos.

Es cuestión de proponérnoslo y trabajar en ello. No nos dejemos vencer por la cobardía, por los fracasos, por el respeto humano. Necesitamos ser tenaces y perseverantes, esforzándonos continuamente por superarnos. Confiando y aprovechando las gracias que Dios nos puede dar.

Si hacemos esto todos los días, nos daremos cuenta, de pronto, de que ya hemos alcanzado las virtudes que tanto deseábamos y muchas otras que ni siquiera habíamos imaginado.

Algunas personas te podrán decir que las virtudes son propias de los santos pero no de las personas como nosotros. Que Dios ayuda a los santos y como magia se convierten en personas virtuosas. Recuerda que las virtudes morales se adquieren mediante las fuerzas humanas. Requieren de nuestro esfuerzo y constancia. El hombre virtuoso es el que practica libremente el bien. Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 1803-1845

Lectura complementaria:
Lumen Gentium nn 42 y 65

Autor: Catholic.net | Fuente: Catholic.net 

jueves, 10 de octubre de 2013

...Y me borró de Facebook.

Amigo...Así como lo lees!, me borraron de Facebook!

Es verdad que por causa del evangelio te pasan tantas cosas!
Era una mañana bastante afanada en el trabajo, entre una cosa y otra, acostumbro a entrar y dejar un mensaje en mi wall de Dios. Generalmente del evangelio del día, una frase de algún santo, o un simple saludo. Luego que hago esto, si veo algún mensaje interesante de algún hermano, pues lo comparto o comento o le pongo un simple "like". Pues sucede que un amigo, casi familia, que lo quiero muchísimo, puso en su wall lo siguiente:


Al ver la frase, me emocioné, por muchas razones...primero es una persona que estimo,  la conozco desde pequeña. Esa persona anteriormente tenía muchos problemas, estaba perdido y para Gloria de Dios, encontró al Señor en una iglesia no católica y doy gracias a Dios porque lo encontró, aunque sea en otro lado. Mucho está ayudando a su vida.

La otra razón por la que me emocioné, es porque el mensaje me encanta!: Es verdad que Jesús está vivo, es real y por tal motivo me animé y comenté lo siguiente a su "post":
-"Si, a ti que lees esto, es cierto. Así mismo es!, Jesús está vivo, te ama y te busca cada día, ábrele tu corazón.

En unos minutos recibí una respuesta más abajo, mi amigo comentó lo siguiente:
-"Ya yo le dije sí al Señor, lo puse para que los demás lo conozcan"

Pensé..."pero Dios mío, está equivocado, piensa que se lo escribí a él"!, acto seguido, comenté más abajo:
-"no lo dije para ti, sé que lo conoces, te estoy ayudando, apoyándote para que los demás lo conozcan".

Bueno...apenas unos minutos después, recibí un mensaje privado en el que me decía un montón de cosas feas, los temas clásicos de ataque en contra de la iglesia católica,  los cuales, con un chin de conocimiento de apologética (defensa de la fe), podemos rebatir. 

El asunto es que ante tanto ataque, insulto y demás, le digo: -"Estas errado. te están lavando el cerebro, no puedes hablar tan mal de una iglesia que nunca conociste. Fíjate en tu enojo. No he hecho más que respaldarte y animarte y me insultas. A mí que soy tu amiga desde chiquita, que nos queremos. Se supone que cuando tenemos nuestro encuentro con Jesús  nos volvemos mas amorosos, amables....eso que sientes y hablas no viene de Dios"
Bueno...les diré que la conversación fue larga. Siguieron insultándome a mí, a mis hermanos y diciendo obscenidades grotescas.

En eso, alguien le escribe en su wall, a mi amigo, y le pone lo siguiente:

-"Fulano, yo no sé como tú puedes hablar así de Dios, si tu eres el pero ejemplo , un pichón de demonio, mentiroso..."

Bueno, no les sigo escribiendo porque tengo un "filtro" integrado (Imagino que viene de fabrica -Dios- e intensificado por mis padres) que no me permite decir palabras "feas".

Cuando vi esto, me apené por mi amigo. Pensé, "que fuerte!"...pero no comenté nada.


Ya era el medio día, fui a casa a comer y le comenté a mi esposo (que por cierto es apologista...creo que es ahijado de San Pablo o algo así, porque es bien combativo en este sentido y estudia...bueno, sigo con mi historia, como se nota que estoy enamorada...jajajaja), le conté algo de lo que me sucedió y  le dije que hoy había aprendido mucho, porque uno de los temas que toco mi amigo fue decirle a la iglesia la gran ramera (que feo verdad), según el apocalipsis y me puse a buscar el tema pues de ese en particular, no conocía mucho. Mas sabiendo que fue San Juan apóstol quien escribió el libro, amante de la iglesia, quise comprender un poco mas.

Miren lo que encontré:

"Cuando San Juan escribió el Apocalipsis Roma era el poder pagano que oprimía al pueblo de Dios. Este pueblo es la Iglesia que ya estaba presente tanto en la ciudad de Roma como en muchas otras ciudades del imperio. Roma era una ciudad impresionante por sus riquezas y sus desenfrenos: "La mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, resplandecía de oro, piedras preciosas y perlas; llevaba en su mano una copa de oro llena de abominaciones, y también las impurezas de su prostitución." (v.4)

Siguiendo esta hipótesis, Roma sería la ramera porque "con ella fornicaron los reyes de la tierra" (v.2). Estos reyes, como Herodes, se prostituían con ella para obtener poder sobre alguna provincia del imperio. Otras referencias también se aplican a Roma: "se sienta sobre grandes aguas" (v.1), alusión a su dominio del mar Mediterráneo, considerado como el principal mar del mundo. Las siete cabezas de la bestia son “siete colinas” (v.9). Roma está asentada sobre siete colinas: Palatino, Capitolino, Quirinal, Viminal, Esquilino, Celio y Aventino.

Quienes interpretan a la ramera como si fuese la Iglesia católica no tienen el mas mínimo fundamento bíblico. Caen en una interpretación arbitraria de Lutero, siglo XVI, para justificar su ruptura con la Iglesia. Es interesante notar que el mismo Lutero rechazó el libro del Apocalipsis:

“…A mi parecer [el libro del Apocalipsis] no tiene ningún signo de carácter apostólico o profético…cada quien puede formar su propio juicio acerca de este libro; yo personalmente siento antipatía por él, y eso para mi es razón suficiente para rechazarlo.”  -Sammtliche Werke, 63, pp. 169-170

Si bien hemos visto que sería absurdo interpretar el Apocalipsis para condenar a la Iglesia de su época como ramera, sería igualmente absurdo interpretar una condena contra la Iglesia en los siglos posteriores, ya que se trata de la misma Iglesia y la misma lucha. Mas bien el texto continua siendo una valiosa enseñanza que nos anima a mantenernos fieles a la Iglesia en medio de los ataques que no cesan. Es una advertencia muy actual.
Ante los ataques contra los que se mantienen fieles a la Iglesia fundada por Cristo y ante los abusos de interpretación de los textos bíblicos, es importante atender a lo que el mismo capítulo nos exhorta:

"Aquí es donde se requiere inteligencia, tener sabiduría"
Ap. 17,9" 

Les dejo el link por si quieren verlo completo luego: http://www.corazones.org/apologetica/ramera_apocalipsis.htm

Pues al volver del almuerzo, de repente veo que...me borró de Facebook. "Bien", pensé...es lamentable las cosas que entre hermanos pasan. No debería ser así, pero bueno, ni modo, yo le quiero igual, si me borró pues me borró.

Gran sorpresa tuve cuando de repente me llegan, de parte de su madre, muchas fotos a mi wall en contra de los católicos, imágenes  feísimas,  improperios, malas palabras, insultos al Papa, a los Santos, fotos de homosexuales besándose, calumnias, en fin...horribles.

Llega una, dos, tres, luego trece...en menos de 3 mins...y llamo a su madre y le pregunto: -"Hola, estas taggeando mi nombre, yo imagino que no eres tu porque son mensajes muy feos, pero dice como que eres tú", ella me explica que no es ella, que la excuse. En menos de un minuto, mientras hablamos miro la pantalla y van 20, 25 imágenes, luego 30, 40!, ella me inca bórrame para que no siga. Yo le dije, que lo iba a hacer pero que era lamentable y q revisara porque en su nombre estaban "posteando" cosas a otros. Bueno, ya se imaginan, esa madre bien triste. Le dije que voy a pedir por el.
Unos amigos y mi esposo me llamaron para advertirme de los mensajes y en verdad les agradezco.

Al final del día, termino mi trabajo. Ahora soy "experta" en manejo de permisos en Facebook, aprendí  mucho mas de apologética y pude ver que para anunciar a Cristo realmente debemos estar limpios de toda mala acción, tratar de ser lámparas limpias por las que pase la luz de Cristo porque el mensaje que llevamos a los demás, si no tenemos coherencia de vida, es doblemente malo. 
Malo para tu alma, porque pregonas lo que realmente no vives y súper malo para los demás que se pueden acomodar entre excusas como "ah pero para que me voy a meter en eso de buscar a Dios si la gente sigue haciendo cosas malas" o bien "eso no sirve para nada", o bien puedes con tu mal comportamiento "tambalear" la fe de los que están débiles, de aquellos que no tienen raíces profundas y causarles mucho daño.

Tenemos que vivir un día a día coherentes con nuestros criterios y pedir a Dios la fuerza para seguir hasta el final yendo contracorriente, porque estoy convencida de que sí se puede.

Termino con una conversación que tuvimos  mi esposo y yo vía internet:

Jose: "Es muy difícil llegar a un acuerdo ecuménico con sectas cuya única doctrina es el anti catolicismo, lo que sale de sus labios es juzgar, maldecir y acusar.
Cualquier parecido con Satanás no es nada de coincidencia."

Nathalie: "Así es. Lamentablemente no hay otra doctrina que esa y por tanto no puede haber ningún razonamiento. Gracias por avisarme, en verdad se siente tanto resentimiento en esos mensajes. Me imagino que Satanás es realmente el padre del resentimiento y el odio, pero adelante, que de todo pasa por el evangelio y esos "martirios digitales" no son nada comparados a los de Jesús, los apóstoles y tantos otros santos que dan su vida por el evangelio; pero es una pena realmente que no podamos entendernos".

Dios te bendiga.