martes, 28 de noviembre de 2017

Adviento 2017: Tiempo de Espera - Calendarios de Adviento y Oraciones en Familia


Oraciones  familiares para rezar en los Domingos de Adviento

¿Cómo se realizan las oraciones en familia durante el adviento con la Corona de Adviento?
Para esta oración se recomienda que toda la familia esté reunida en torno a la corona de Adviento y en ambiente de recogimiento 
En el primer domingo de Adviento encendemos la primera vela de la Corona de Adviento y cada domingo de Adviento encendemos una vela más hasta llegar a la Navidad.
Mientras se encienden las velas se hace una oración, utilizando algún pasaje de la Biblia y se entonan cantos. Esto lo hacemos en las misas de Adviento y también es recomendable hacerlo en casa, por ejemplo antes o después de la cena, toda la familia reunida.
Los colores de las velas pueden variar según la tradición: en algunos casos se usan 3 velas violetas y la última rosada, en otros casos 4 colores distintos: morado, rojo, verde y blanco. Otros las usan todas rojas o todas blancas.
Si no hay velas de esos colores igualmente se puede hacer la corona ya que lo más importante es el significado de encender una vela cada semana: la luz que aumenta con la proximidad del nacimiento de Jesús quien es la Luz del Mundo.
La corona se puede llevar a la iglesia para ser bendecida por el sacerdote. Si quieres aprender más sobre la Corona de Adviento, al final de esta publicación, podrás encontrar link con un artículo relacionado que puede serte útil para este propósito
Tips Generales:
Para vivir la liturgia familiar del primer domingo de Adviento se recomienda poner en un lugar especial la corona con alguna imagen de la Virgen, crear un ambiente de recogimiento con poca luz.
Las lecturas se pueden repartir de antemano entre los miembros de la familia, y se pueden intercambiar cada uno de los 4 domingos para que así todos participen activamente.
Es significativo que el papel del «Guía» lo haga el Papá o ambos padres en conjunto.
 
Oración para el Primer Domingo de Adviento
Señal de la Cruz: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Guía: "Nuestro auxilio es en el nombre del Señor"
Todos: "Que hizo el cielo y la tierra"
Guía: "En los días de adviento, recordamos nuestra espera en la liberación del Señor. Siempre necesitamos Su salvación. En torno a esta corona recordaremos su promesa.
Lectura del profeta Isaías 9,1-2:
"El pueblo que caminaba en las tinieblas ha visto una gran luz; sobre los que habitaban en el país de la oscuridad ha brillado una luz. Tú has multiplicado la alegría, has acrecentado el gozo; ellos se regocijan en tu presencia, como se goza en la cosecha, como cuando reina la alegría por el reparto del botín." - Palabra de Dios,
Todos: "Te alabamos Señor"
Siempre es Bueno agregar aqui algun proposito para la semana que cada miembro de la familia comparta.

Leer Romanos 13,11-12:
"Ustedes saben en qué tiempo vivimos y que ya es hora de despertarse, porque la salvación está ahora más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe. La noche está muy avanzada y se acerca el día. Abandonemos las obras propias de la noche y vistámonos con la armadura de la luz"

Bendición de la corona de Adviento

Guía: Bendícenos Señor y a esta corona de adviento... "Señor Dios nuestro, te alabamos por tu Hijo Jesucristo: El es Emmanuel, la esperanza de los pueblos, La sabiduría que nos enseña y guía, El Salvador de todas las naciones. Señor Dios que tu bendición descienda sobre nosotros al encender las velas de esta corona. Que la corona y su luz sean un signo de la promesa del Señor que nos trae salvación. Que venga pronto y sin tardanza. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor.
Todos: "Amén"
Se enciende la primera vela, cada semana un miembro de la familia distinto puede encender la vela de la semana.
Guía: "Bendigamos al Señor"
Todos: (hacen la señal de la cruz) mientras dicen "Demos gracias a Dios".
Guía: Recordamos la virtud de la Fe en esta semana. La Anunciación: La Virgen María, como el pueblo judío, esperaba la venida del Salvador, rezaba, leía, meditaba y guardaba las Sagradas Escrituras en su corazón. Nosotros como familia nos preparamos para dar nuestro "Si" unidos a María en la Anunciación.
Luego todos los miembros de la familia realizan un tiempo de silencio para interiorizar en todo lo leído. Después incluyen un tiempo de intercesión en donde piden por las necesidades de la familia y cada miembro, sus conocidos, la Iglesia y el mundo entero
Todos: Padre Nuestro y Ave María.
Guía: Oración final: "Dios todopoderoso, aviva en tus fieles, al comenzar el Adviento, el deseo de salir al encuentro de Cristo, que viene, acompañados por las buenas obras, para que, colocados un día a su derecha, merezcan poseer el reino eterno. Por nuestro Señor Jesucristo.
Todos: "Amén".

 
Oración para cada Domingo de Adviento
  • Primer Domingo  : (Ya esta en este post escrita)
 
Segundo Domingo
 
 Cuarto Domingo
 
 
 
 
 
CORONA DE ADVIENTO:
En este link mas detalles sobre la Corona de Adviento
 






CALENDARIO DE ADVIENTO 2017

Te comparto un calendario, puedes hacer el tuyo con algun proposito para cada dia o cambiarlo segun creas conveniente.



miércoles, 15 de noviembre de 2017

¿Cuántas veces estoy dentro de los nueve y solo a veces, vengo a darte gracias?


 
Evangelio según San Lucas 17,11-19.
Mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pasaba a través de Samaría y Galilea. Al entrar en un poblado, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia y empezaron a gritarle: "¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!". Al verlos, Jesús les dijo: "Vayan a presentarse a los sacerdotes". Y en el camino quedaron purificados. Uno de ellos, al comprobar que estaba curado, volvió atrás alabando a Dios en voz alta y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias. Era un samaritano. Jesús le dijo entonces: "¿Cómo, no quedaron purificados los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?". Y agregó: "Levántate y vete, tu fe te ha salvado."
 
 ¿Cuántas veces estoy dentro de los nueve?...  solo a veces vengo a dar gracias

En más de una ocasión, por no decir constantemente, la frase, “Jesus, hijo de David, ten compasión de mi” está presente en mi oración; junto a muchos hermanos, como esos leprosos, me acerco al Maestro para que cure mis miserias, dolencias, angustias, tristezas.
En más de una ocasión su mandato ha sido, “ve donde el sacerdote” y he ido; he buscado la reconciliación, he buscado la dirección, la ayuda idónea y cuando menos lo espero, el problema se soluciona, la angustia se va, la dolencia no está, la enfermedad…desaparece.
Dice la lectura que “en el camino quedaron purificados. Uno de ellos, al comprobar que estaba curado, volvió atrás alabando a Dios en voz alta y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias.” Y me pregunto: ¿he venido siempre a darte las gracias Maestro? ¿O me quedo entretenida por ahí entre los otros nueve?, porque a veces, se me olvida que todo viene de ti, que por todo debo darte gracias y en los momentos de alegría a veces me olvido de alabarte en voz alta y postrarme a tus pies.
 
Estoy en camino Señor, camino a mi casa. No te canses por favor de sanarme, de enviarme al sacerdote, de brindarme tu misericordia; No permitas que me aleje de ti en ningún momento de mi vida; sea en la alegría, o la tristeza, en la salud o en la enfermedad, en la carestía o en la abundancia, porque solo tú puedes sanar mi corazón por completo. Porque  solo tu das plenitud a mi vida, porque solo tú eres el camino.
Soy samaritana Señor, no pertenezco a tu pueblo, sin embargo tú me redimes y me haces digna; quiero hoy darte gracias porque a pesar de mis caídas estas siempre a mi lado, esperando mi respuesta, amándome y sanando mis heridas; perdona las veces en que he olvidado darte las gracias por egoísmo y falta de amor.
Soy leprosa, igualita que esos diez, no se ve mi lepra pero está ahí. A veces evidente, a veces no. Evidente cada vez que quiero hacer las cosas a mi modo y no siguiendo tu voluntad, evidente cada vez que me irrito, que me impaciento, que tengo ansias de venganza, cuando soy perezosa, cuando no te dejo “hacer” a través mío, cuando me cierro a tu gracia. Evidente también cuando me dejo vencer por la tristeza o por la desconfianza, cuando quiero razonar cada cosa.... cuando eres tú la sabiduría eterna. ¡Oh Señor!, cuanto has curado en mi y cuanto te falta aún por curar.
Quiero darte gracias mientras estoy en camino y dártelas a través de mis hermanos  en quienes estas tú. Tengo claro que jamás podré devolver ni una décima de tu amor por mí, pero por lo menos, mientras estoy en camino, puedo agradecerte brindando amor a los que están a mi lado.
Te busco Señor, te busco incesantemente en las miradas de mis hermanos, en las manos arrugadas de los ancianos, en las manos sucias de los chicos en la calle. Te busco Maestro y te encuentro…te encuentro en la cama de los hospitales, te encuentro en mi esposo cuando llega a casa, en mis hijas, en mis padres. Te encuentro Señor en la eucaristía, banquete de amor en el que me alimentas y colmas de tu vida divina… te encuentro en quienes trabajan junto a mi en la oficina y en todas partes.
Cada momento es una oportunidad para darte “gracias” a través de cada uno de ellos. Una oportunidad para servir, para amar, para perdonar, para dar “algo” de lo que mucho que tú me das.
Permite Jesús, que así como aquel samaritano pueda yo “comprobar que estoy curada”, darme cuenta de tu obrar en mi vida, escuchar ese susurro de amor tuyo que está presente en toda mi historia sanándome y librándome hasta de mi propia insensatez; dame tu sabiduría Señor para honrarte en todo momento de mi vida y sobre todo sigue sanándome para poder servirte dignamente y serte fiel.
Sálvame Maestro, sea mi fe inquebrantable en todo momento, concédeme y aumenta mi fe cada día, pues con ella y a través de ella sigo mi camino con la mirada puesta en ti no importa lo que pase en mi vida. ¡Sálvame! pero no me digas “vete” por favor, como aquel samaritano, no me digas vete hasta no estar contigo eternamente pues no puedo ya vivir sin ti.

  “Espíritu Santo, ven a perfeccionar

la obra que Jesús comenzó en mí.

Que llegue pronto el tiempo

de una vida llena de tu Espíritu.

Derrota toda presunción natural

que encuentres en mí.

Quiero ser sencillo, lleno del amor de Dios,

y constantemente generoso.

Que ninguna fuerza humana

me impida hacer honor

a mi vocación cristiana.

Que ningún interés, por descuido mío,

vaya contra la justicia.

Que ningún egoísmo disminuya en mí

los espacios infinitos de tu amor.

Que todo sea grande en mí.

También el culto a la verdad

y la prontitud en mi deber hasta la muerte.

Que la efusión del Espíritu de amor

venga sobre mí, sobre la Iglesia,

y sobre el mundo entero.

Amén.”

San Juan XXIII

 
Hoy celebramos el día de San Alberto Magno, doctor de la iglesia.

Aquí te comparto algo que me tocó mucho de su vida:

“Él mismo contaba que de joven le costaban los estudios y por eso una noche dispuso huir del colegio donde estudiaba. Pero al tratar de huir por una escalera colgada de una pared, en la parte de arriba, le pareció ver a Nuestra Señora la Virgen María que le dijo: "Alberto, ¿por qué en vez de huir del colegio, no me rezas a Mí que soy ‘Trono de la Sabiduría?’.
Si me tienes fe y confianza, yo te daré una memoria prodigiosa. Y para que sepas que sí fui yo quien te la concedí, cuando ya te vayas a morir, olvidarás todo lo que sabías". Y así sucedió. Y al final de su vida, un día en un sermón se le olvidó todo lo que sabía, y dijo: "Es señal de que ya me voy a morir, porque así me lo anunció la Virgen Santísima". Y se retiró de sus labores y se dedicó a orar y a prepararse para morir, y a los pocos meses murió.”



viernes, 3 de noviembre de 2017

"Yo te curo, Dios te sana" San Martin de Porres - El perdon y la Humildad

Leyendo el evangelio de hoy, surge esta meditación que grabe en mi celular. Les comparto.
 
Si a alguien se le cae en un pozo su burro o su buey, ¿no lo saca, aunque sea sábado?
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas 14, 1-6
Gloria a Ti, Señor.
Un sábado, Jesús fue a comer en casa de uno de los jefes de los fariseos, y éstos estaban espiándolo. Había allí, frente a Él, un enfermo de hidropesía, y Jesús, dirigiéndose a los escribas y fariseos, les preguntó:
"¿Está permitido curar en sábado o no?"
Ellos se quedaron callados. Entonces Jesús tocó con la mano al enfermo, lo curó y le dijo que se fuera. Y dirigiéndose a ellos les preguntó:
"Si a alguno de ustedes se le cae en un pozo su burro o su buey, ¿no lo saca enseguida, aunque sea sábado?"
Y ellos no supieron qué contestarle.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
 
San Martín de Porres, año 1639
Dijo Jesús: Todo el que se humilla será enaltecido.
En Sudamérica es muy popular San Martín de Porres y hasta se han filmado hermosas películas acerca de su vida y milagros. Es un santo muy simpático y milagroso.
Nació en Lima, Perú, hijo de un blanco español y de una negra africana. Por el color de su piel, su padre no lo quiso reconocer y en la partida de bautismo figura como "de padre desconocido". Su infancia no fue demasiado feliz, pues por ser mulato (mitad blanco y mitad negro, pero más negro que blanco) era despreciado en la sociedad.
Aprendió muy bien los oficios de peluquero y de enfermero, y aprovechaba sus dos profesiones para hacer muchos favores gratuitamente a los más pobres.
A los 15 años pidió ser admitido en la comunidad de Padres Dominicos. Como a los mulatos les tenían mucha desconfianza, fue admitido solamente como "donado", o sea un servicial de la comunidad. Así vivió 9 años, practicando los oficios más humildes y siendo el último de todos.
Al fin fue admitido como hermano religioso en la comunidad y le dieron el oficio de peluquero y de enfermero. Y entonces sí que empezó a hacer obras de caridad a manos llenas. Los frailes se quejaban de que Fray Martín quería hacer del convento un hospital, porque a todo enfermo que encontraba lo socorría y hasta llevaba a algunos más graves y pestilentes a recostarlos en su propia cama cuando no tenía más donde se los recibieran.
Con la ayuda de varios ricos de la ciudad fundó el Asilo de Santa Cruz para reunir a todos los vagos, huérfanos y limosneros y ayudarles a salir de su penosa situación.
https://pbs.twimg.com/media/CS-oL9kW4AEd-wa.jpg
Reconstrucción forense del rostro del Santo a partir de su cráneo:
Aunque él trataba de ocultarse, sin embargo su fama de santo crecía día por día. Lo consultaban hasta altas personalidades. Muchos enfermos lo primero que pedían cuando se sentían graves era: "Que venga el santo hermano Martín". Y él nunca negaba un favor a quien podía hacerlo. Pasaba la mitad de la noche rezando. A un crucifijo grande que había en su convento iba y le contaba sus penas y sus problemas, y ante el Santísimo Sacramento y arrodillado ante la imagen de la Virgen María pasaba largos tiempos rezando con fervor.
Sin moverse de Lima, fue visto sin embargo en China y en Japón animando a los misioneros que estaban desanimados. Sin que saliera del convento lo veían llegar junto a la cama de ciertos moribundos a consolarlos. A los ratones que invadían la sacristía los invitaba a irse a la huerta y lo seguían en fila muy obedientes. En una misma cacerola hacía comer al mismo tiempo a un gato, un perro y varios ratones. Llegaron los enemigos a su habitación a hacerle daño y él pidió a Dios que lo volviera invisible y los otros no lo vieron.
Cuando oraba con mucha devoción se levantaba por los aires y no veía ni escuchaba a la gente. A veces el mismo virrey que iba a consultarle (siendo Martín tan de pocos estudios) tenía que aguardar un buen rato en la puerta de su habitación, esperando a que terminara su éxtasis. En ocasiones salía del convento a atender a un enfermo grave, y volvía luego a entrar sin tener llave de la puerta y sin que nadie le abriera. Preguntado cómo lo hacía, respondía: "Yo tengo mis modos de entrar y salir".
El Arzobispo se enfermó gravemente y mandó llamar al hermano Martín para que le consiguiera la curación para sus graves dolores. Él le dijo: ¿Cómo se le ocurre a su excelencia invitar a un pobre mulato? Pero luego le colocó la mano sobre el sitio donde sufría los fuertes dolores, rezó con fe, y el arzobispo se mejoró en seguida.
Recogía limosnas en cantidades asombrosas y repartía todo lo que recogía. Miles de menesterosos llegaban a pedirle ayuda.
A los 60 años, después de haber pasado 45 años en la comunidad, mientras le rezaban el Credo y besando un crucifijo, murió el 3 de noviembre de 1639. Toda la ciudad acudió a su entierro y los milagros empezaron a obtenerse a montones por su intercesión.