María, madre mía: conocerte mas quiero cada día.
Hace
semanas he pedido a Jesus una Gracia: conocer más a su Madre.
El fin de
semana pasado, José, mi esposo y mi
amiga Maria Isabel, asistimos a un taller que la "providencia" me tenía
preparado: un taller de Mariología.
Qué gran
regalo del cielo. Cuan hermoso es Cristo que delicadamente nos da cuanto
pedimos si conviene para el bien de
nuestra alma.
Resulta que
hace años estoy metida en la meditación de los Santos, en el misterio de la
santidad que no es más que el misterio del amor, porque el don de la santidad
solamente viene a través del don de la caridad y luego con este vienen todos
los demás dones.
Pues, asistí
a este curso cual esponja, pedí la ayuda del Santo Espíritu de Dios en cada
momento y ha sido tanto lo que aprendí...lo que entendí...lo que comprendí del plan
de Dios en mi vida, que no puedo hacer otra cosa que agradecer tanta bondad.
"El
que quiera ser santo, escuché, TIENE que empezar por conocer la vida de Maria, quien después
de Jesus, es la primera santa"...esas
palabras me llegaron al corazón cual si un rayo entrara en un cuarto oscuro.
-"Tanto
tiempo buscando Señora" y sabes que te amo desde chiquita, pero eres tan
humilde y sencilla, que no llamas la atención. Simplemente actúas, simplemente
haces y nos encaminas a Jesus.
Mi familia
y yo estamos muy agradecidos de tu amor Madrecita, muy agradecidos; aunque a
veces no te lo decimos tanto como deberíamos.
Tu papel en
nuestras vidas ha sido vital. Fuiste tú la que dijiste a tu hijo (como lo
hiciste en Canaán): "Se les está acabando el vino"....y luego Jesus
hizo y hace cada día. A
nosotros nos dices...hagan lo que El les diga.
Paso los días
perdida entre doctores, santos, beatos, encíclicas, enfermos, liturgia,
estudios...y tu Madre, siempre allí, sin decir mucho, sin hacer ruido pero
intercediendo por mí.
Admirada de
tu belleza estoy, admirada de tu entrega, admirada de tu amor hacia mi familia,
hacia los hombres, admirada Madre de tu amor a mi esposo, a mis hijas.
Este Pentecostés,
quiero como los apóstoles, estar a tu lado cuando llegue y me renueve el Espíritu
de Verdad. Te amo, Mamá!
Es mas fácil
todo contigo. Si caigo y no me atrevo ir a Jesus, acudo a ti...y luego tu me
llevas a El de nuevo.
Oh Madre
querida, piadosa y dulce, bendita seas mil veces en los cielos y en la tierra.
Bendito tu si, bendito tu vientre, benditas tus manos que cargaron a Jesus, que
le vistieron, que le criaron.
Muchísimos
Santos tienen un gran amor por ti, oro con San Bernardo esta oración:
"Si se
levantan las tempestades de tus pasiones, mira a la Estrella, invoca a María.
Si la
sensualidad de tus sentidos quiere hundir la barca de tu espíritu, levanta los
ojos de la fe, mira a la Estrella, invoca a María.
Si el
recuerdo de tus muchos pecados quiere lanzarte al abismo de la desesperación,
lánzale una mirada a la Estrella del cielo y rézale a la Madre de Dios.
Siguiéndola,
no te perderás en el camino. Invocándola no te desesperarás. Y guiado por Ella
llegarás seguramente al Puerto Celestial".
Ora pro
nobis deum, santa Madre de Dios.
Una hija
muy amada de Dios,
Nathalie
Romero de Grau
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