jueves, 25 de mayo de 2017

El problema no es ser pecador,,,

 

Querer ser santos

Eso está clarísimo. Nadie que se ha encontrado con Jesús queda igual. Nadie. Algunos más lentos, otros más rapidito, pero al final todos cambiamos para bien. Hay cosas que debemos dejar atrás porque no son de Dios, porque no colaboran en nada, más bien ...estorban en nuestro avance y la meta es clara. ¿Un Cristiano?....debe tirar pa' santo. Sabiendo que no lo hemos logrado, que jamás es por nuestros méritos, pero, por lo menos debe tratar, sino....esta literalmente, perdiendo su tiempo.

Les comparto esta canción que llena de alegría mi alma, me recuerda muchísimo ese fin de semana que Jesús toco mi corazón. Desde ese día, no he podido parar de hablar sobre El, aprender de su vida, conocerlo…tengo que admitirlo, me tiene loca el Señor.

Ayúdame a darte una respuesta autentica, ayúdame a serte fiel en todo momento. Mantente siempre cerca, pues si vas conmigo, nada me falta, Tu solo Señor, me bastas.

Dios te bendiga.



lunes, 15 de mayo de 2017

Cómo San Francisco enseñó al hermano León en qué consiste la alegría perfecta


Hoy solo quiero compartir una de las historias del "pobrecito de Asís", San Francisco; y pedirle a Dios nos regale el don de la perseverancia hasta el fin en el cumplimiento de su santa voluntad. Sea tu Santo Espíritu quien nos guie en todo momento, tal como prometes en el evangelio de hoy.

 
Cómo San Francisco enseñó al hermano León en qué consiste la alegría perfecta

Iba una vez San Francisco con el hermano León de Perusa a Santa María de los Angeles en tiempo de invierno. Sintiéndose atormentado por la intensidad del frío, llamó al hermano León, que caminaba un poco delante (5), y le habló así:
-- ¡Oh hermano León!: aun cuando los hermanos menores dieran en todo el mundo grande ejemplo de santidad y de buena edificación, escribe y toma nota diligentemente que no está en eso la alegría perfecta. 

Siguiendo más adelante, le llamó San Francisco segunda vez:
-- ¡Oh hermano León!: aunque el hermano menor devuelva la vista a los ciegos, enderece a los tullidos, expulse a los demonios, haga oír a los sordos, andar a los cojos, hablar a los mudos y, lo que aún es más, resucite a un muerto de cuatro días, escribe que no está en eso la alegría perfecta.

Caminando luego un poco más, San Francisco gritó con fuerza:

-- ¡Oh hermano León!: aunque el hermano menor llegara a saber todas las lenguas, y todas las ciencias, y todas las Escrituras, hasta poder profetizar y revelar no sólo las cosas futuras, sino aun los secretos de las conciencias y de las almas, escribe que no es ésa la alegría perfecta.
Yendo un poco más adelante, San Francisco volvió a llamarle fuerte:

-- ¡Oh hermano León, ovejuela de Dios!: aunque el hermano menor hablara la lengua de los ángeles, y conociera el curso de las estrellas y las virtudes de las hierbas, y le fueran descubiertos todos los tesoros de la tierra, y conociera todas las propiedades de las aves y de los peces y de todos los animales, y de los hombres, y de los árboles, y de las piedras, y de las raíces, y de las aguas, escribe que no está en eso la alegría perfecta.

Y, caminando todavía otro poco, San Francisco gritó fuerte:

-- ¡Oh hermano León!: aunque el hermano menor supiera predicar tan bien que llegase a convertir a todos los infieles a la fe de Jesucristo, escribe que ésa no es la alegría perfecta.

Así fue continuando por espacio de dos millas. Por fin, el hermano León, lleno de asombro, le preguntó:

-- Padre, te pido, de parte de Dios, que me digas en que está la alegría perfecta.

Y San Francisco le respondió:

-- Si, cuando lleguemos a Santa María de los Angeles, mojados como estamos por la lluvia y pasmados de frío, cubiertos de lodo y desfallecidos de hambre, llamamos a la puerta del lugar y llega malhumorado el portero y grita: «¿Quiénes sois vosotros?» Y nosotros le decimos: «Somos dos de vuestros hermanos». Y él dice: «¡Mentira! Sois dos bribones que vais engañando al mundo y robando las limosnas de los pobres. ¡Fuera de aquí!» Y no nos abre y nos tiene allí fuera aguantando la nieve y la lluvia, el frío y el hambre hasta la noche. Si sabemos soportar con paciencia, sin alterarnos y sin murmurar contra él, todas esas injurias, esa crueldad y ese rechazo, y si, más bien, pensamos, con humildad y caridad, que el portero nos conoce bien y que es Dios quien le hace hablar así contra nosotros, escribe, ¡oh hermano León!, que aquí hay alegría perfecta. Y si nosotros seguimos llamando, y él sale fuera furioso y nos echa, entre insultos y golpes, como a indeseables importunos, diciendo: «¡Fuera de aquí, ladronzuelos miserables; id al hospital, porque aquí no hay comida ni hospedaje para vosotros!» Si lo sobrellevamos con paciencia y alegría y en buena caridad, ¡oh hermano León!, escribe que aquí hay alegría perfecta. Y si nosotros, obligados por el hambre y el frío de la noche, volvemos todavía a llamar, gritando y suplicando entre llantos por el amor de Dios, que nos abra y nos permita entrar, y él más enfurecido dice: «¡Vaya con estos pesados indeseables! Yo les voy a dar su merecido». Y sale fuera con un palo nudoso y nos coge por el capucho, y nos tira a tierra, y nos arrastra por la nieve, y nos apalea con todos los nudos de aquel palo; si todo esto lo soportamos con paciencia y con gozo, acordándonos de los padecimientos de Cristo bendito, que nosotros hemos de sobrellevar por su amor, ¡oh hermano León!, escribe que aquí hay alegría perfecta.

-- Y ahora escucha la conclusión, hermano León: por encima de todas las gracias y de todos los dones del Espíritu Santo que Cristo concede a sus amigos, está el de vencerse a sí mismo y de sobrellevar gustosamente, por amor de Cristo Jesús, penas, injurias, oprobios e incomodidades. Porque en todos los demás dones de Dios no podemos gloriarnos, ya que no son nuestros, sino de Dios; por eso dice el Apóstol: ¿Qué tienes que no hayas recibido de Dios? Y si lo has recibido de Él, ¿por qué te glorías como si lo tuvieras de ti mismo? (1 Cor 4,7). Pero en la cruz de la tribulación y de la aflicción podemos gloriarnos, ya que esto es nuestro; por lo cual dice el Apóstol: No me quiero gloriar sino en la cruz de Cristo (Gál 6,14).

A Él sea siempre loor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.



"La Dicha Perfecta"

En esta cancion, esta la conclusion de esta ensenanza del Hermano Francisco




Les comparto un video hermoso de Jesed

"Tomame Señor"


 
"...Porque en ti Señor lo que no hallaba encontré.
Tómame Señor, llévame contigo a un lugar donde pueda contemplarte. Llévame contigo, no permitas que nada me aparte de ti."


lunes, 8 de mayo de 2017

“Monse”: Una Pascua en plena pascua

Monseñor Amancio Escapa: Una Pascua en plena Pascua.



Mes de mayo, mes de nuestra santísima madre del cielo y encima de esta gracia…en plena celebración de la pascua de nuestro Señor Jesucristo. – “No podía ser de otra forma”, pensé para mis adentros…
En el día de ayer, viernes cinco de mayo, Compartí temprano este post en Facebook  junto a una foto familiar:
 
“Este es un recuerdo de hace un año en la Feria del Libro Católico. Hoy quiero pedir una oración por nuestro muy querido Monseñor Amancio Escapa que se encuentra delicado de salud y a quien debemos mucho amor y entrega; tanto nosotros como familia, como tantos hijos espirituales que tiene este buen pastor que Dios nos regaló y que se ha entregado a esta isla en medio del caribe hasta el final de su vida por amor. Dios le regale siempre su paz y fortaleza. Le queremos “Monse”.
 
…Unas horas más tarde recibíamos la noticia de que nuestro hermano, pastor y amigo había partido a la casa del Padre.
Sentimientos encontrados llenaron mi corazón y entre tristeza, nostalgia y la santa esperanza de los hijos de Dios que se encargaba de consolarme. Encontré en mi celular una de las tantas homilías nuestro querido Monse. Era una de las últimas de este 2017, en particular del día domingo 5 de febrero: “Ustedes son la luz del mundo, ustedes son la sal de la tierra”; esas palabras de Cristo en los labios de nuestro pastor me dejaron claro el camino por el cual Cristo quiere que caminemos  y a través del cual nuestro hermano, cual vivo ejemplo y testimonio, caminó.
Cuenta en su homilía que no podemos ser “bombillos quemados”, que un bombillo apagado no sirve para nada, que esos sólo servían en su tiempo de juventud para que las abuelitas zurcieran las medias rotas.  Que no seamos bombillos encendidos en la calle, muy serviciales, pero apagados en la casa; que nos mantengamos encendidos siempre fundamentando nuestras acciones en la palabra de Dios y que para eso no tenemos que estudiar mucho o cumplir muchas leyes, que eso no es lo primordial, sino dejarnos transformar por Cristo, por su Espíritu Santo.
Todo el que se ha encontrado con Cristo ha recibido una luz y es responsable de lo que hace con esa luz. No puede esconderla en una gaveta, meterla en un cajón o ponerla debajo de la cama; tiene el deber de iluminarse y de iluminar a otros sabiendo que no es  con su propia luz sino con la luz recibida del mismo Jesús.
El que se ha encontrado con Cristo tiene el deber de ser "sal" y de llevar sabor al mundo  insípido que está alrededor nuestro, desde nuestra casa y a todos los ambientes.
Monseñor se encontró con Cristo, de eso no tengo la menor duda. ¿Cómo lo sé?, Porque iluminaba, porque daba sabor, Porque fue conformando su vida según la figura de Cristo para muchos; por qué se gastó dándose a los demás: a las monjitas, al Movimiento de Cursillos de Cristiandad, a toda la diócesis, a las confirmaciones, a los bautismos, a los enfermos… a mi familia.
Amadísimo pastor nuestro… ¡cuánto te voy a extrañar!, ¡Cuánta falta nos vas a hacer!, Pero sé que contamos contigo ahora desde la eternidad para ayudarnos a caminar e interceder por nosotros ante el padre, así podremos caminar aprendiendo de ti a poner nuestro poco de luz y nuestro poco de sal para construir una sociedad más justa, para construir un mejor mundo, sobre todo para construir el reino de Dios acompañados por el mismo Dios desde aquí hasta la eternidad.
Fuiste ejemplo de pastor, conduciéndonos siempre al gran Pastor que es Cristo. Con una manera única de predicar, una manera única de decirnos “Dios nos ama”, pero no nos quedemos allí, no nos quedemos con el mensaje: “Dichosos…bienaventurados…” tenemos que lanzarnos y proyectar ese reino a los demás; mas esta tarea no hacerla de cualquier manera, sino con un estilo, el estilo de Cristo: siendo misericordiosos.
Esto me hace recordar estas palabras de la Santa Madre Teresa de Calcuta: “ Cristo debe ser predicado de tal manera que sepamos decirles a los paganos que pueden llegar a conocerlo; a los heréticos y cismáticos que pueden obtener misericordia, y a los buenos y piadosos , que pueden dejarse consumir por su amor”
Muchas cosas me llamaron la atención de este bello pastor…todas no las puedo colocar aquí, pero si algunas las voy a escribir:
Su vida de oración:
En todos los actos, antes de todas las misas, se retiraba unos minutos a orar.
Austeridad:
Sencillo en todas las cosas, sencillo en su vestir, en su hacer, en su haber.  Austero, sin vanidad.
Servicio comunitario:
Una vida para los demás, así sea  en una parroquia humilde o en la catedral. Siempre estaba para los demás, siempre pastoreaba el rebano del  Maestro.
Obediencia:
Plena conciencia de ser miembro del cuerpo místico de Cristo y de su Santa Iglesia. Obediente a las reglas y designios sin protestar.
Responsable:
Una tarea que a veces iba hasta en contra de su propia salud. En los últimos días incluso asistía a dar misas teniendo bronquitis y estando muy mal de salud. Casi teníamos que llevarle a regañadientes en vehículo de vuelta a su casa, todo por ser responsable con sus obligaciones de pastor.
Generosidad con el tiempo:
“Si”. Esa era su respuesta cada vez que alguien necesitaba algo como sacerdote: una confesión, una oración, una escucha, alguna dirección. Siempre disponible, aunque fuera tarde o estuviera cansado.
Sentido del humor:
Como disfrutaba los chistes…y tenía para todos algún nombre cariñoso.
Santidad:
“Ser santos”, diría el mismo Monse, no es más que hacer “extraordinariamente bien lo que tenemos que hacer”….y así lo hizo todo, extraordinariamente bien y para gloria de Dios.
Caridad:
Amor, que no es más que gastarse por el otro, amar a los demás. Él se gastó en nuestro país, vino y se entregó por entero, como Cristo. Dio su vida por entero al servicio de Dios Padre.
Hoy vives tu pascua, una pascua que nos llena de esperanza, porque cumpliste con tu misión en el mundo. Hiciste todo lo que tenías que hacer y no te dejaste nada para ti, lo diste todo Monse. Gracias por ensenarnos el camino que es Cristo y desde ya intercede por nosotros para poder cumplir también digna y santamente con nuestra misión hasta que nos volvamos a ver en la Jerusalén celestial.
Desde el cielo nos animas y gritas “Ultreya”, adelante!, se puede vivir en santidad. Santos o nada!
Monse …Hasta mañana en la comunion!