Resolución para el 2020: ¡ser santos!
Pronto terminaremos este 2019, el propósito de inicio y perseverancia para mi, continua igual que en este escrito que publique en el 2013, simplemente cambie el año. Agrego solamente que antes de ser santos, debemos pedir insistentemente el don del discernimiento pues sin este todo es en vano. Dios nos regale a todos la capacidad de discernir el bien y el mal y elegir en todo momento el bien…mejor aun llevarlo a cabo.
Iniciamos un nuevo año, nos llenamos de metas para lograr y nos llena de optimismo. Algunas las logramos, otras se van quedando en el día a día. Este año, hay una meta que me quiero y les quiero proponer: Ser Santos!… para lograrla solo hacen falta tres cosas: la Gracia de Dios (en la que cada día tratamos de vivir), voluntad (querer lograrla) y Caridad (Capacidad de amar, que todos tenemos).
Todo cristiano debe ser un verdadero cristiano, un perfecto cristiano. ¿Y cómo se llama la vida perfecta de un cristiano? Se llama “santidad”. Por ello, todo cristiano debe ser santo. Pablo VI
Jesús nos dice: Sed santos como el Padre celestial es santo. (Mt. 5,48)
Algunos lograremos la santidad en el trabajo, otros en la familia, otros con aquel primo que es “tan pesado”… de muchas formas. Dios es infinitamente “creativo” para acercarnos a Él, pero antes de poner manos a la obra debemos estar consientes de que hay algo que debemos trabajar primero para alcanzar esta meta: Nosotros mismos. Con voluntad y perseverancia. Viéndonos con los ojos misericordiosos del Padre.
Dice Santa Teresita del niño Jesús: “En lugar de desanimarme, me he dicho a mí misma: Dios no puede inspirar deseos irrealizables; por lo tanto, a pesar de mi pequeñez, puedo aspirar a la santidad”.
Tal vez no seremos “Grandes Santos”, pero si podemos y debemos ser “Santos de la Vida Diaria”.
Es hermoso hablar de Dios a los demás, sin embargo muchas veces no es fácil. No es fácil porque nuestra naturaleza cómoda nos quiere sabotear. Santidad es “Hacer el bien” siempre. Aunque pensemos que los demás “no se lo merezcan”, aunque ya estemos “cansados de intentarlo…de perdonar…de hacer…de buscarle la vuelta…”, en fin, elegir la forma correcta y santa en cada situación, por pequeña que sea. Me impactó una frase de Santo Domingo Savio: “prefiero morir que pecar”...Wow!, a eso quiero llegar!…pero me falta tanto!…y como sé que me falta, me agarro más fuerte a Jesús, cosa de que siempre su luz me ilumine aunque yo esté en medio de un “apagón espiritual”.
Esta resolución de año nuevo, tiene una característica: no se termina con el año, se termina con nuestra vida: es siempre, es día a día.
Siempre veo que los gobiernos y las entidades nombran los años; también nuestro muy querido papa Benedicto VI lo hace, este año es el año de la Fe. Nosotros también podemos nombrar personalmente los años: 2020, Año de la Santidad!