lunes, 25 de enero de 2016

Es ahora…no esperes más

Definitivamente cuando va uno a servir, el Señor le pone a uno ejemplos en frente que son merecedores de un galardón en el cielo.

En el apostolado de las visitas a los enfermos, al entrar en una de las habitaciones, encontramos un paciente con cáncer terminal, muy dolorido, quejándose en su cama. Le acompañaba una mujer joven, que nos recibió con cara agradecida al ver las imágenes (logos) de nuestros polos “Discípulos de Jesús”. El Señor es especialista en arrancar sonrisas de sus hijos.

Entramos y hablamos con él, William es su nombre. En medio de sus quejas, escuchó con tanta esperanza el mensaje consolador de Jesús, que nunca se deja ganar en generosidad. 

- “ Tiene cáncer terminal” nos dice la joven que le acompaña. “Todos sus órganos han sido afectados ”.

Al salir de la habitación, luego de dar un poco de consuelo a aquel hermano, preguntamos a la joven si era familia del enfermo, su respuesta nos conmovió:

- “No es mi familia, es un tío de mi esposo y yo lo cuido como si fuera mi familia. Hace 6 años que vive con nosotros, está solo, no tiene a nadie.”

- Pero…¿no se casó?, ¿no tiene hijos?

- “Tiene tres”, respondió, “pero viven todos fuera del país y no pueden venir, solo uno de ellos a veces viene a verlo y no tiene esposa porque es divorciado. Él vivía en Estados Unidos, pero vino a vivir para acá porque no le gusta vivir allá y nosotros lo acogimos en nuestra casa, pero está cada vez peor.”

Aquel testimonio de entrega era realmente admirable. Eso es misericordia. Eso es acompañar a un hermano hasta el final con dignidad.

Convivir con algún familiar enfermo dentro de la familia es realmente un acto de amor que demanda nuestra paciencia, fortaleza, recursos, pero sobre todo nuestra entrega plena y hasta cierto martirio porque demanda morir a nosotros mismos en muchas ocasiones y es un doble esfuerzo porque tanto los que se encuentran sanos como los que padecen dolencia deben ajustarse y ceder en tantas ocasiones.

Realmente actitudes como la de esta joven y su esposo iluminan el mundo porque hay dignidad.  -"Dios todo lo ve, alcance a decirle. Es realmente una gran obra la que realizan. Sigan hasta el final que El Señor les dará la fortaleza y Gracias necesarias para llevar todo a un termino digno".  El mismo Jesús indica en su palabra “Dichosos los misericordiosos porque ellos alcanzaran misericordia.”

Cuando vemos actos como este, uno piensa…así quisiera, si fuera mi caso, que alguien se ocupe de mi.

Ahora pregunto yo, ¿dónde están esos hijos que un día conocieron a ese Padre?, ¿es que ninguno verdaderamente tiene tiempo para aquel pobre hombre?.

Muchas veces el tiempo pasa muy rápido y no nos damos cuenta de que lo verdaderamente importante, se escapa entre los días que pasan.

Esto que le pasa a este hermano bien puede estar pasando con alguien de tu familia, o con algún amigo conocido; y el tiempo sigue corriendo; y pudiendo hacer alguna visita o acto bueno que va a traer felicidad y paz a esa persona antes de partir, aun no lo has hecho. No esperes mucho porque luego puede ser muy tarde. Es ahora, mientras hay vida que podemos hacer el bien, que puedes pedir perdón, si es el caso…que puedes perdonar. Es ahora que puedes decirle lo importante que ha sido para ti, lo mucho que lo extrañas, es ahora que puedes recordar los buenos momentos o llevarle un plato de sopa. Es ahora…no esperes más.

Dios te bendiga siempre.

Aquí te dejo las catorce obras de Misericordia.

jueves, 14 de enero de 2016

¡Un hijo amado de Dios! ¡Comenzó bien el 2016!


Les comparto esta reflexión publicada el pasado domingo 10 de enero en el periódico Listin Diario

http://www.listindiario.com/religion/2016/01/10/403289/un-hijo-amado-de-dios


¡Un hijo amado de Dios! ¡Comenzó bien el 2016!

San Lucas 3, 15-16.21- 22En aquel tiempo el pueblo estaba en expectación y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías: él tomó la palabra y dijo a todos: -- Yo os bautizo con agua, pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias.

Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.

En un bautismo general Jesús también se bautizó. Y mientras oraba, se abrió el cielo, bajo el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino una voz del cielo: --Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto.

Palabra del Señor 

Dice el Santo evangelio de hoy que el pueblo estaba a la espera, así estamos también nosotros, a la espera de cosas buenas y me atrevo a decir que así iniciamos este 2016, a la espera de paz, justicia, prosperidad, salud, alegría.

Hoy como ayer, el profeta Juan nos repite que no es él la luz sino que viene otro mucho más grande y es quien nos dará la plenitud llenándonos de su Santo Espíritu.

Ese “otro” no es un coach moderno, un político o algún hombre de negocios.

Solo una persona puede dar plenitud a tu vida, su nombre es Jesús.

Hace 20 años que estoy casada con el hombre de los ojos más bellos y Jesús a través de un Cursillo de Cristiandad, así como dividió la historia en dos, dividió la historia de mi matrimonio en “un antes y en el después que es hoy”. Mi emoción es tanta que se nublan mis ojos cada vez que confirmo su misericordia en mi familia. ¡Cuanto nos ha dado el Señor! Y ¡cuanto más quiere darnos! La frase final del evangelio “Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto” después de mi cursillo marcó mi vida.



El Padre del cielo nos “diviniza” al decir estas palabras a Cristo porque al recibir nosotros el bautismo inmediatamente nos hace hermanos de Jesús; ¡y que bien se siente tener un hermano mayor!. Hoy, así mismo te dice a ti: “Tú eres mi Hijo”.

Qué mejor manera de iniciar el 2016… ¡Wow, que gran noticia! Ahora solo nos falta dejar que su Santo Espíritu nos llene, dejarle hacer su trabajo, que lo pongamos en las metas de este año, darle el primer lugar en nuestra agenda para que lleguemos “santos” un día a su presencia. Jesús quiere que tu vida sea plena, quiere darte todo lo que anhelas y cuenta contigo para llevar esta gran noticia a los demás. ¡Adelante!