En el apostolado de las visitas a los enfermos, al entrar en una de las habitaciones, encontramos un paciente con cáncer terminal, muy dolorido, quejándose en su cama. Le acompañaba una mujer joven, que nos recibió con cara agradecida al ver las imágenes (logos) de nuestros polos “Discípulos de Jesús”. El Señor es especialista en arrancar sonrisas de sus hijos.
- “ Tiene cáncer terminal” nos dice la joven que le acompaña. “Todos sus órganos han sido afectados ”.
Al salir de la habitación, luego de dar un poco de consuelo a aquel hermano, preguntamos a la joven si era familia del enfermo, su respuesta nos conmovió:
- “No es mi familia, es un tío de mi esposo y yo lo cuido como si fuera mi familia. Hace 6 años que vive con nosotros, está solo, no tiene a nadie.”
- Pero…¿no se casó?, ¿no tiene hijos?
- “Tiene tres”, respondió, “pero viven todos fuera del país y no pueden venir, solo uno de ellos a veces viene a verlo y no tiene esposa porque es divorciado. Él vivía en Estados Unidos, pero vino a vivir para acá porque no le gusta vivir allá y nosotros lo acogimos en nuestra casa, pero está cada vez peor.”
Aquel testimonio de entrega era realmente admirable. Eso es misericordia. Eso es acompañar a un hermano hasta el final con dignidad.
Convivir con algún familiar enfermo dentro de la familia es realmente un acto de amor que demanda nuestra paciencia, fortaleza, recursos, pero sobre todo nuestra entrega plena y hasta cierto martirio porque demanda morir a nosotros mismos en muchas ocasiones y es un doble esfuerzo porque tanto los que se encuentran sanos como los que padecen dolencia deben ajustarse y ceder en tantas ocasiones.
Realmente actitudes como la de esta joven y su esposo iluminan el mundo porque hay dignidad. -"Dios todo lo ve, alcance a decirle. Es realmente una gran obra la que realizan. Sigan hasta el final que El Señor les dará la fortaleza y Gracias necesarias para llevar todo a un termino digno". El mismo Jesús indica en su palabra “Dichosos los misericordiosos porque ellos alcanzaran misericordia.”
Cuando vemos actos como este, uno piensa…así quisiera, si fuera mi caso, que alguien se ocupe de mi.
Ahora pregunto yo, ¿dónde están esos hijos que un día conocieron a ese Padre?, ¿es que ninguno verdaderamente tiene tiempo para aquel pobre hombre?.
Muchas veces el tiempo pasa muy rápido y no nos damos cuenta de que lo verdaderamente importante, se escapa entre los días que pasan.
Esto que le pasa a este hermano bien puede estar pasando con alguien de tu familia, o con algún amigo conocido; y el tiempo sigue corriendo; y pudiendo hacer alguna visita o acto bueno que va a traer felicidad y paz a esa persona antes de partir, aun no lo has hecho. No esperes mucho porque luego puede ser muy tarde. Es ahora, mientras hay vida que podemos hacer el bien, que puedes pedir perdón, si es el caso…que puedes perdonar. Es ahora que puedes decirle lo importante que ha sido para ti, lo mucho que lo extrañas, es ahora que puedes recordar los buenos momentos o llevarle un plato de sopa. Es ahora…no esperes más.
Dios te bendiga siempre.
Aquí te dejo las catorce obras de Misericordia.
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