martes, 29 de marzo de 2016

Llegó la Pascua... ¿ y ahora?

Pasamos 40 días preparándonos para celebrar la Pascua y al final parece como si la dinamita se nos acaba justo cuando tiene que encenderse.

La grandeza de los sacrificios, de los actos litúrgicos, de todas las celebraciones que nos brinda nuestra Santa Iglesia está en los frutos que para nuestro bien, recibimos de ellas. Esa grandeza reside en que nuestra vida debe ir transformándose a medida que pasa el tiempo en conforme a los criterios de Cristo y de acuerdo a la voluntad del Padre.
Un cristiano que sigue igual después de un tiempo, revísese…porque se estancó. 10, 20, 30 cuaresmas…jamás puedo ser igual, tiene que existir un propósito de mejorar constantemente. Tiene que existir una voluntad férrea de elegir el bien en todo momento…y HACERLO.

Mejorar como persona, como esposo-esposa, como hijo-hija-, como hermano-hermana, como amigo-amiga. Elegir el bien en todo momento y hacerlo es tarea apremiante.
Se necesitan manos en la masa, trabajadores en la amplia viña de Dios. Una viña que tenemos a pocos pasos en nuestros hogares y me atrevo a decir…a pocos pies de distancia. A veces, la tenemos justo al lado y no nos damos cuenta… Nos pasa como Maria Magdalena, que busca a Cristo en la tumba sin entender que Él está vivo; es un cambio de mentalidad. 

¡Está VIVO!, pero es que no queremos abrir los ojos y darnos cuenta de esa bella realidad.

- “pero… ¿dónde lo encuentro?”…me dirás…
- En tu hermano, tu esposo, en tu jefe, en el chofer del carro público, o el que maneja el taxi que te lleva. Búscalo allí y veras cuanta necesidad hace tu luz, cuanta necesidad de servicio, de amor, de esperanza…de perdón.
- “Es que ya lo he tratado todo”…me dirás luego, … “Yo me brindo y nunca recibo”…

A lo que te voy a responder:

- ¿Acaso no tiene nuestro Padre gran paciencia contigo y conmigo?, ¿acaso no se cansa de buscarnos y amarnos a pesar de nuestras carencias y metidas de pata que a cada momento realizamos?, ¿acaso no has conocido y recibido el perdón?, ese perdón inexplicable que brota solo del amor?, Somos testigos de la misericordia del Señor en nuestras vidas, en mis miserias…y ¿cómo es entonces que no puedo dar lo que he recibido?, ¿egoísmo?, ¿pereza?, ¿vanagloria, ¿soberbia?....La paciencia es una virtud que se ejercita a través de momentos que de alguna manera son fuertes y nos libra de tener tristeza, pero es una virtud que debe ejercitarse para desarrollarse.

Dice Santa Teresa: "La paciencia todo lo alcanza". Y San Francisco de Sales, dice: “No te apresures a responder hasta que no te acaben de preguntar. La paciencia y el tiempo hacen más que la fuerza y la violencia. Ten paciencia con todas las cosas, pero sobre todo contigo mismo”. Y Baltasar Gracián: “Quien tiene paciencia, obtendrá lo que desea. Tened paciencia y tendréis ciencia. Lo que no se puede evitar hay que llevarlo con paciencia. La paciencia es la fortaleza del débil y la impaciencia la debilidad del fuerte. La paciencia es la más heroica de las virtudes, precisamente porque carece de toda apariencia de heroísmo”. San Agustín en su libro De Patientia: “La paciencia es un don de Dios tan grande que en ella se manifiesta incluso la paciencia del que nos la da”.

“¿Por qué es tan difícil perdonar y olvidar? Yo lo llamo “vivir en el recuerdo”. Cuando nuestra Fe y nuestra Esperanza son débiles, podemos vivir inmersos en un recuerdo triste. Durante años revivimos y reavivamos ese momento de dolor y enojo, hasta que se nos deforma el alma y se nos endurece el corazón. En ese estado, empezamos a justificar todas nuestras debilidades por esa experiencia dolorosa que recordamos una y otra vez. A esa altura, es imposible ver las propias faltas con humildad y tratar de cambiar nuestra conducta indeseable para bien. Al final, un día nos percatamos de que estamos atrapados en un ciclo sin fin de frustración, enojo y tristeza.

Esa es una situación peligrosa ya que, a menos que rompamos ese patrón, todo lo que nos suceda cada día será un recuerdo de ese incidente que nos lastimó tanto. La tensión va a ir en aumento hasta que la vida entera se va a ver destruida por frustraciones que no existen. Es fácil imaginarse al hermano mayor cargado de amargura contra su hermano descarriado durante mucho tiempo. Si eligiera rechazar la alegría de la reconciliación y el sacrificio, cosecharía solamente tristeza y tormentos. Se estaría cargando sobre las espaldas ese rencor cada vez que viera a su hermano. Pero sería la opción que él mismo escogió la que le causaría tristeza.

¿Cuál es la solución? Sin duda, no es hacer de cuenta que no tenemos problemas ni sentimientos, ni que nunca hubo ofensa. No se pueden enterrar los sentimientos ni los recuerdos a costa de una gran fuerza de voluntad. Eso no sirve.

No, la respuesta requiere de un enfoque completamente distinto. Debemos usar esos sentimientos que nos provocan dolor como una oportunidad para imitar al Padre, nuestro Dios Compasivo, Misericordioso y Amante, que hace salir el sol sobre justos e injustos. Tenemos que empezar a ver lo sucedido como algo que Él permitió que pasara para nuestra santificación, para hacernos santos según nuestra reacción ante ese acontecimiento doloroso.” (extracto escrito  Madre Angélica)


En nuestra vida, el tiempo, las palabras y las oportunidades pasan y no regresan nunca. No tenemos tiempo que perder. ¿El ayer?...pues bien…ya pasó. ¿Acaso puedes cambiarlo?, no, entonces ¿para que sigues estancado allí?. Del ayer solo podemos tomar las enseñanzas que nos pueden ayudar a tomar mejores decisiones, para hacer un mejor día de hoy, un mejor mañana. 
Todos los días podemos soñar con un futuro mejor, con un ideal firme pero sin descuidar nuestro hoy que a la larga, es lo único que tenemos como oportunidad para hacer el bien, para amar, para elegir el cielo.


Las oportunidades también pasan y si no somos listos y abrimos los ojos, se nos pueden escapar de las manos. 
- “El mundo va muy aprisa”…me dirás también…el tiempo no me da.
- Dios nos ha permitido vivir en una época…  “¡bellísima!. “¡Me encanta la tecnología!, los medios, el ciber espacio, las redes sociales, el texting….todo. Y es que precisamente tenemos que estar en todo…y también en misa! .Alimentarnos, recibir las fuerzas necesarias y salir donde nos toque a repartir luz. Fíjate bien… “donde nos toque”. Donde Dios te puso. No es necesario inventarse una peregrinación a Tierra Santa (que debe ser genial también), porque Tierra Santa para cada uno de nosotros debe ser donde pisa nuestra familia, nuestros amigos, todos los conocidos y los más pobrecitos necesitados.

Resulta que Cristo Resucito. ¡Si!, y ahora ¿qué vas a hacer tu?, ¿qué voy a hacer yo?

- ¡No quiero quedarme en la tumba Señor!. Quiero salir contigo. Quiero salir a tu encuentro, quiero verte en los que me cuesta…si, en ese que es un problema porque todo lo discute, porque aún no te conoce, porque no es tan dichoso como yo. O en esta persona que lleva 20 años en la iglesia y resulta que no me saluda… “no lo entiendo Señor, no sé porque no me saluda y me hiere que no lo haga…y volteo la cara para no tener que asumir dar el primer paso…pero ayúdame tu Maestro…ayúdame a mirarte a ti en ese hermano, en esa hermana…ayúdame a entender que el amor SIEMPRE se adelanta.”

Somos testigos del amor de Cristo y Él nos enseña como actuar…¡por amor a Dios!...El Santo Espíritu nos indica cómo actuar, pero muchas veces, no le dejamos; nuestro yo, nuestro ego es más grande que nuestro amor y lo ponemos por encima de esa otra persona. ¡Ay si nuestro Padre del cielo fuera así…estaríamos todos acribillados, fulminados!.

Este tiempo de Pascua, es tiempo de acción. Tiempo de estar prestos a dar razón de nuestra fe. Tiempo de ser rostro de Cristo, manos de Cristo, corazón de Cristo.
Es una oportunidad para salir de nuestra comodidad, salir de nuestro egoísmo, nuestros demonios…es más, démosles vacaciones permanentes ya. Hagamos el intento cada día de poner nuestra voluntad y ofrecer nuestras obras. Pequeñas obras de bien…más bien diría…pequeñísimas obras de bien con las que daremos Gloria a nuestro Padre.

Siempre podemos hacerlo mejor, siempre hay algo que mejorar. Pidamos la gracia de que esta Pascua, podamos ser luz y sal en nuestros ambientes; que podamos llevar fe, alegría y esperanza a todos los que están a nuestro lado con la certeza de que al cielo vamos y solos nunca estamos.

Termino con un par de frases de la muy querida Madre Angélica:

 "Dios quiere que estés en el mundo, pero que seas tan diferente del mundo hasta que lo cambies. Manos a la obra".

 "No se puede ir al cielo odiando a alguien. Perdona ahora". 

 "Incluso el diablo cree que Dios existe. Creer tiene que cambiar la forma en que vivimos".

 Dios te bendiga

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