El día de hoy, en mi visita a los enfermos conté con una muy especial visita: Daviela, una hermana y amiga muy querida que Jesús me regaló en un cursillo de cristiandad. Es toda sonrisa y amor. Es médico, se acaba de graduar, y quiso ir con nosotros a llevar la buena nueva y el mensaje de esperanza a esos hermanos. Y lo hizo muy bien. Jesús no se equivoca cuando llama a sus amigos. Para mi, fue un gran regalo de Dios y vendrán muchas ocasiones mas para compartir.
Llegando la tarde tomo un libro y me pongo a leer. No puedo evitar ponerme a llorar, te voy a compartir la frase que encontré:
“Jesús nace pobre, Jesús vive pobre. “Maestro te seguiré donde quiera que vayas”, le dice un día un escriba; y dice Jesús: “Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza” (Mt 8, 19-20)
¡No tiene donde reclinar la cabeza!...¡oh Maestro!, como quisiera brindarte mi corazón para que la reclines, pero ¡ah cuanta vanidad la mía!…como voy a brindarte este corazón si ni siquiera esta limpio para ti que eres bondad infinita y Santidad plena…¡como lleno mi corazón de tantas cosas Señor!, ¡es que no comprendo, a veces me es tan difícil vivir plenamente el evangelio!...¿cómo vas a tener algún sitio para reclinar la cabeza si yo a cada momento sigo sin darte posada y te lastimo?, ¿cómo vas a tener lugar para descansar si yo no me ocupo de guardar un lugar digno para ti?, ¿es que acaso podré 'Amor mio' hacerte una morada digna para ti, Rey de mi vida?, ayúdame Señor, sola no puedo. Tengo que sacar tantas cosas…mi anhelo Señor es que todo lo llenes Tu…pero ¡cuanto me falta!.
Y eres tan generoso Maestro, que esta frase tuya… “el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza” es perfecta, porque también significa que no tienes un lugar fijo sino que estas disponible para todos, en todo lugar y siempre.
A veces me pongo a pensar en la eternidad, ¿cómo será?, ¿estaré contigo?, ¿seré digna?...eso Maestro no lo se y lo dejo a tu gran misericordia, pero si no puedo llegar a verte, como dijo San Francisco de Sales, quiero amarte por lo menos en esta vida, con toda mi alma, con todo mi corazón y con todas mis fuerzas.
La pobreza de corazón, es la primera de las Bienaventuranzas y Jesús, sabiduría infinita, la puso de primera porque El mismo, humilde y sencillo de corazón, la vivió. La pobreza es humildad, y la mayor de las pobrezas es la encarnación del hijo de Dios. Pensemos: ¡Dios asumir la naturaleza humana!, eso no tiene ninguna comparación!.
Asumir la carne humana… es como nosotros asumir por ejemplo meternos dentro de una hormiga o algo así…bueno, no tengo palabras.
“Bienaventurados los pobres de corazón, porque de ellos es el reino de los cielos”
Entender esta simple linea de Jesús tiene que hacerse llevado de la mano del Santo Espíritu de Dios, al que pido que me ayude en esta tarea a partir de ahora porque es tanta grandeza que apenas podemos empezar a comprender.
La pobreza de espíritu no se trata de una situación económica, sino de un estado del alma.
No se puede ser verdadero cristiano sin ser pobre de espíritu. Pobre en el sentido evangélico.
En uno de los documentos del Concilio Vaticano II , la constitución sobre la Iglesia en el mundo afirma que es de gran importancia que “toda su vida, así la individual como la social, quede saturada con el espíritu de las Bienaventuranzas y particularmente con el espíritu de la Pobreza” (Gaudium et Spes No.72)
La pobreza evangélica no es más que pobreza espiritual, pobreza interior, cuya esencia no es más que el desapego a los bienes del mundo o materiales, sea cual sea tu situación económica.
Ojo, no estoy hablando de la carencia de cosas. Puedes ser muy pobre y tener un corazón muy avaro o bien puedes ser rico y no tener apego a todas las cosas que tienes. Es una disposición del alma.
Significa tener el alma libre del afán de posesión, significa libertad interior, significa disponibilidad a toda petición que venga de Dios, disponibilidad también para el hermano. El pobre es el mas libre, el más disponible, con mucho o poco, significa poder usar todo, toda la naturaleza, todas las cosas, sin ser esclavos de ello.
Tener un espíritu de pobre significa no añorar los bienes perdidos, dejar libre el pasado y vivir el presente plenamente, significa tener la capacidad de renunciar. Estar libre del egoísmo, de los celos, de la envidia. Estar disponibles a que los demás tomen algo nuestro sin nosotros exigir nada.
Un alma pobre vive en la incertidumbre del mañana porque es el mismo Dios quien se hace responsable por nosotros.
Ser pobres de espíritu es saber aceptar alguna falta de delicadeza que te llega de parte de alguien que no lo esperabas, aquellas que te hacen sufrir, decir: “te lo ofrezco Señor”. Una mala mirada, una respuesta hiriente, una falta de apoyo, tal vez alguna injuria sin fundamento…”te lo ofrezco Señor”.
Dice San Pablo: “Nihil habentes et omnia possidentes”, “no teniendo nada, lo tenemos todo” (2Cor.6,10)
Esa primera bienaventuranza nos invita a ser pobres de espíritu, sí, pero también a que tengamos una nueva relación con los pobres, pues los pobres son Cristo mismo. Y no me malinterpreten por favor, una persona es pobre cuando tiene carencias si, sobre todo carencia de fe. Entre los pobres esta Jesús mismo, son como…el octavo sacramento, por encima de la ropa, de tantas cosas…
Volviendo a mi mañana del día de hoy, les puedo decir que la riqueza encontrada en los hermanos mas pobres, enfermos, necesitados, cada día me compromete mas con Jesús. La respuesta es simple, en cada uno de ellos esta El. Y es El quien se encarga de darles el consuelo a ellos y a nosotros que vamos a servir nos fortalece nuestra fe y nos interpela cada día mas, nos guía e indica el buen camino.
Otra de las cosas que me encanto de este día fue escuchar a mi hija menor, de diez anos decirme esto después de ir a misa: “Mami, ya entiendo, las lecturas de la biblia son pistas para llegar al cielo” , sé que eso se lo reveló el Espíritu Santo, porque solo a través de su ayuda podemos comprender las cosas de Dios.
Son “pistas” sí, me dije internamente. Las enseñanzas de la biblia y la tradición de la iglesia son un gran tesoro para nuestra alma. Dios nos de la gracia de poder siempre hacerlas vida en nosotros.
Todas las “pistas” las encontramos en la vida de Cristo, porque ¿sabes para que El asumió la naturaleza humana?, para indicarnos el camino correcto.
¿Estas viviendo algún rechazo?, busca cómo vivió Cristo esa situación, ¿vives la humillación?, busca cómo la vivió El, ¿vives la tristeza, la traición, la renuncia, alguna cruz, la alegría, la amistad?, busca esas pistas, Jesús a todas les dió respuesta perfecta.
Dios te bendiga.
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