Vísperas de
Navidad, toda la ciudad empieza a llenarse de luces y no es extraño que la
figura de Santa Claus llene los comercios, algunas marcas lo toman como símbolo
de su mensaje y todo esto me parece que es como una "anestesia" dentro de un mundo en el que se pretende
olvidar el verdadero sentido de la Navidad.
Como soy
inquieta desde chiquita, me gusta aprender, preguntar, indagar y aterrizar las cosas. Primero: me
encantó saber que ese "santa comercial" que vemos, verdaderamente
salió de un santo: San Nicolás de Mira o Bari. Un hombre, amante del evangelio
de Cristo, como tú y yo, que con su ejemplo nos muestra su camino de santidad
en el mundo. Saber eso es para mi de gran alegría.
Segundo: Me interpela saber que el tema de
la Navidad, no se trata solamente de lucecitas bonitas, tomar ponche y comer
turrón, sino de dejar nacer en mi corazón, así como lo hizo San Nicolás, el
espíritu de amor, de entrega que nos vino a traer Jesús.
Tercero: y no menos importante, me hace pensar en todo lo
que puedo hacer para llevar ese amor a los demás, transmitir esa gran alegría
que no solo es mía, sino que Dios me la regala para llevarla a los demás, como
lo hizo Cristo y como también, en su tiempo lo hizo San Nicolás.
Hoy, vemos
campañas publicitarias de muchas marcas, especialmente les voy a hablar de una (aclaro que me gustan los refrescos), pero el
mensaje que indica en este año, necesariamente,
lo veo como algo mayor y me mueve a hablarles de una alegría inmensa que
conmueve mi corazón.
Miren, mi
trabajo es la publicidad, la comunicación, el marketing. Todos los días trabajo
metida en medios masivos, así que en este momento estoy hablando como
profesional y como hija de Dios. Este es el mensaje que está en las calles: "Yo también creo en ti", un
santa Claus tomando Coca-Cola con esta frase. Buena campaña, bien por los
creativos de la marca. Pero realmente, les voy a decir como lo veo. Voy a
hablarles del "Mas creativo por excelencia". Quien verdaderamente te dice esta Navidad "YO TAMBIEN CREO EN
TI" , voy a hablarte de Dios.
Dios, Padre de Amor, que te ha llevado de su mano y
al que le confías tus cosas, al que le pides en tus necesidades, a quien le das
las gracias por el día, ese Dios, en el que crees cada día, es el que te dice
hoy "Yo también creo en ti",
"Eres capaz de hacer grandes cosas".
Yo
"creo en ti" porque te envié a mi hijo, el Único, el Rey del Universo
y te lo envío cada día para que este contigo. Creo en ti porque te hice muy
bueno, todo este mundo lo hice para ti. Creo en ti porque aunque no me hables
todos los días, nunca me voy de tu lado.
Ese es el
mejor "marketing mix" de todos
los tiempos: tener al Padre, al Hijo y
al Espíritu Santo de nuestro lado en todo momento y contar con la gracia de
Dios.
El cree en
nosotros y nosotros, esta Navidad, debemos dar ese paso hacia adelante que nos
lleva a ser mejores personas, mejores cristianos, mejores hijos de Dios.
Sigamos el
ejemplo de San Nicolás y démonos a los demás. Tomemos Coca-Cola si…no digo que
no, pero estemos alerta de cual es verdaderamente el sentido de la Navidad, el
sentido de creer. No se trata de Magia…para nada!, se trata de amor. AMOR con mayúscula
como respuesta nuestra a un Padre que nos dice "Yo también creo en ti"
Dios les
bendiga.
Adjunto algo de la biografía de San Nicolás
San
Nicolás, cuyo nombre significa "protector y defensor de los pueblos"
fue tan popular en la antigüedad que se le han consagrado en el mundo más de
dos mil templos. Era invocado por los fieles en los peligros, en los
naufragios, en los incendios y cuando la situación económica se ponía difícil,
consiguiendo éstos favores admirables por parte del santo.
Por
haber sido tan amigo de la niñez, en su fiesta se reparten dulces y regalos a
los niños, y como en alemán se llama "San Nikolaus", lo empezaron a
llamar Santa Claus, siendo representado como un anciano vestido de rojo, con
una barba muy blanca, que pasaba de casa en casa repartiendo regalos y dulces a
los niños. De San Nicolás escribieron muy hermosamente San Juan Crisóstomo y
otros grandes santos, pero su biografía fue escrita por el Arzobispo de
Constantinopla, San Metodio.
Desde
niño se caracterizó porque todo lo que conseguía lo repartía entre los pobres.
Unos de sus tíos era obispo y fue éste quien lo consagró como sacerdote, pero
al quedar huérfano, el santo repartió todas sus riquezas entre los pobres e
ingresó a un monasterio.
Según
la tradición, en la ciudad de Mira, en Turquía, los obispos y sacerdotes se
encontraban en el templo reunidos para la elección del nuevo obispo, ya que el
anterior había muerto. Al fin dijeron: "elegiremos al próximo sacerdote
que entre al templo". En ese momento sin saber lo que ocurría, entró
Nicolás y por aclamación de todos fue elegido obispo. Fue muy querido por la
cantidad de milagros que concedió a los fieles.
En
la época del Licino, quien decretó una persecución contra los cristianos,
Nicolás fue encarcelado y azotado. Con Constantino fueron liberados él y los
demás prisioneros cristianos. Se dice que el santo logró impedir que los
herejes arrianos entrasen a la ciudad de Mira.
El
santo murió el 6 de diciembre del año 345. En oriente lo llaman Nicolás de
Mira, por la ciudad donde fue obispo, pero en occidente se le llama Nicolás de
Bari, porque cuando los mahometanos invadieron a Turquía, un grupo de católicos
sacó de allí, en secreto, las reliquias del santo y se las llevó a la ciudad de
Bari, en Italia.
En
esta ciudad se obtuvieron tan admirables milagros por su intercesión, que su
culto llegó a ser sumamente popular en toda Europa. Es
Patrono de Rusia, de Grecia y de Turquía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Puedes comentar este articulo aquí!