La vida de la Iglesia y nuestra vida, van tan unidas que a veces, no nos percatamos.
Estos días de adviento, en los que esperamos la llegada del gran acontecimiento de todos los tiempos: El Nacimiento del Niño Jesús, los vivimos con gran esperanza y a pesar de que el mundo está lleno de ruidos, de celebraciones vanas, de compras, de fiestas sin mucho sentido, de mil cosas que no son la verdadera Navidad, la vida de la Iglesia está Viva y como iglesia que somos cada uno, también nosotros, siendo sus miembros, estamos vivos.
Toda vida tiene una evolución. Imagínate que el dedo meñique en tu mano derecha decida no crecer al tiempo que crece tu cuerpo, ¿qué pasa?, ¿se atrofia verdad?, pues así mismo nos pasa a nosotros con la fe: si no crecemos interiormente en nuestra conversión, nos atrofiamos y más aun, hacemos que el cuerpo místico de Cristo no funcione correctamente. Menos mal (pienso siempre en mi interior) que el Espíritu hace su trabajo a pesar de nuestra imperfecciones.
En este periodo de adviento, una de las celebraciones mas lindas y sencillas son las "Mañanitas", que dentro de la liturgia de la iglesia vienen a llenar un espacio relevante. ¿De qué se trata?, simplemente levantarnos tempranito cada día a celebrar el banquete del Señor, la Santa Misa, con alegría, cánticos y en comunidad esperando la venida de Cristo Jesús.
Las mañanitas me parecen una analogía impresionante con nuestra vida, les cuento porque:
Estamos en tiempo de preparación, un tiempo que ha sido prácticamente olvidado por el mundo. ¿Adviento?, ¿con que se come eso? , dirán algunos…si la Navidad como tal ha sufrido tantos cambios, ¡imagínense el Adviento!. Un tiempo olvidado entre tantas carreras, luces, compras y apresuramientos. Así como en el adviento, muchas veces nos olvidamos que nosotros estamos en camino de conversión constante. Nos dicen Adviento: tiempo de preparación.
Y preparación… ¿para qué?, realmente , ¿pasa algo en el adviento, o nos quedamos iguales?...una Navidad mas, cena, ponche, pasteles, nueces, manzanas y nuestra conversión…bien gracias.
Escuche a un sacerdote amigo, el Padre Víctor decir que Adviento es la "Primavera del alma", la renovación y realmente es así, si lo sabemos aprovechar, pero cuesta…como todo en la vida.
Cuesta porque tenemos que dejar que Cristo se haga pleno, El viene ¿a qué?, viene a salvar lo que está perdido, viene a dar luz en la oscuridad, viene a manifestar su amor en plenitud, no a medias.
¡Oh Maestro!, amor de mi vida, rey de la esperanza y la libertad, como quiero en este adviento preparar mi corazón completamente para ti. Ven Jesús y salva todo lo que está oscuro, ven rápido Señor que las sombras asechan, ven y llena mi vida completamente de tu luz. Llévate Jesús todo lo que no sea de tu reino, mis rencores, egoísmos, la pereza, la mentira, la vanidad, el orgullo. Arrasa Señor como gran Mesías e instaura tu reino por completo. ¡Maranatha Maestro….Maranatha!
Para celebrar las mañanitas debemos despertarnos temprano y eso cuesta, un poco, pero cuesta.
Así es nuestra vida…para celebrar con dignidad el don de ser hijos de Dios debemos despertar y dejar atrás nuestras miserias cada día y cuesta, a veces mucho, a veces poco…pero siempre cuesta porque es morir a nuestros egoísmos y gustos.
En las mañanitas celebramos en comunidad nuestra fe y compartimos con los hermanos la alegría. Así es nuestra vida de fe, no somos islas aparte, sino miembros de una comunidad, en la que debemos aprender a convivir unos con otros, sin hacernos daño. Entendiendo que los demás, igual que nosotros, también viven un proceso de conversión y somos igual de pecadores que ellos pero que todos contamos con un gran redentor…Cristo Rey.
Pero ese redentor, necesita nuestra colaboración, cada día. Lamentablemente nos entretenemos con tantas cosas que muchas veces no le dejamos hacer su trabajo completo y luego andamos haciendo lo que no se supone debamos hacer. Pero Dios, que es grande y misericordioso…hasta del fango nos saca y nos coloca de nuevo en su camino tantas veces…Lo único que necesita el Señor es un corazón arrepentido y abierto que le deje hacer.
En las mañanitas, se vive y siente la comunidad de los Santos, la del cielo y la de la tierra. En comunidad quiso el redentor venir al mundo. La familia de Nazareth es el espejo donde debemos vernos y hacia donde tenemos que encaminar nuestras familias, ¿que son imperfectas?....por supuesto, todas lo son, quien viene a darles la plenitud es Cristo, solo El.
Comunidad…Dios mismo es comunidad, no podemos quedarnos solos…seriamos presa fácil de la desesperación y a tristeza.
A veces me pregunto, viendo la encarnación y la crucifixión, ¿ cuál de los dos momentos fue para Jesús, en el que tuvo que hacerse mas humilde?, realmente…Dios, hecho hombre…no hay palabras ni comparaciones posibles…si a nosotros los hombres nos cuesta todo, por ejemplo: si tenemos carro luego montarnos en un autobús publico, pensamos que nos degrada. Si vivimos en una casa grande y tenemos que mudarnos a un apartamento, pensamos que somos menos. Si andamos en negocios y hablamos con algún gerente todo bien, pero si se nos acerca el limpia-vidrios nos parece que nos degrada la conversación y en muchas ocasiones, ni lo vemos. Cuanto más Dios, rebajarse a la naturaleza humana…cuán grande es su amor. Jesús vino, la asumió y nos muestra cómo vivir según el plan de Dios nuestra vida, que también es humana y espiritual, porque estamos en el mundo pero no somos del mundo. Estamos DE PASO, y en este camino que vamos haciendo, estamos dejando un mensaje, la pregunta es…¿ cual mensaje vamos dejando?, porque …que no te quepa la menor duda…sea cual sea ese mensaje, le llega a los demás.
De ese mensaje llegan tantas cosas…nos juzgan, se acomodan, se escudan o bien les inspira, les anima, les ayuda. Son nuestras actitudes las que traen consecuencias. Algunas acciones no son tan graves, otras…dejan grandes cicatrices en los demás. En cursillos decimos que el cristianismo no es un cumulo de cosas por hacer, sino un todo por vivir. Como me convenzo cada día de esta realidad. Realmente es 24/7. No es cosa de una hora a la semana, sino de vivir según los criterios de Cristo toda nuestra realidad. Pero para eso…hay que dejarlo hacer. Hay que dejar que verdaderamente Jesús nazca , renueve y salve TODO lo que necesita salvarse en nuestra vida, porque sino pasaran cien advientos, cien Navidades por encima de nuestras cabezas, sin hacer en nosotros, lo que verdaderamente está llamado a hacer el Nacimiento de Cristo en cada persona.
Vivir las mañanitas, con esa fe expectante y confiada, es abrir el alma a Cristo que viene. Hacer espacio, pero un espacio limpio, no simplemente echando las cosas a los lados (como cuando éramos pequeños y dizque ordenábamos nuestro cuarto), sino limpiando verdaderamente, como deben ser las cosas.
Que este adviento sea Maestro, como un gran arreglo a nuestro corazón. Que la verdad plena, que eres tú, se haga presente en cada alma para que cuando llegue la Noche Buena, verdaderamente celebremos y digamos a los demás: Feliz Navidad.
En Puerto Rico estamos celebrando las Misas de Aguinaldo a las 5,30 a.m. Nos unimos a los dominicanos y a todos los que madrugan para alabar al Señor. ¡Bendiciones!
ResponderEliminarAmen!, Hola Padre Eduardo!!!, que lindo. En oración, unidos, como un solo cuerpo. Bendito Sea Dios!, le quiero, abrazos.
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