lunes, 7 de abril de 2014

¡Decídete!


Hay un jovencito de 15 años que es motivo de mi admiración y un ejemplo de vida en la Gracia de Dios: Santo Domingo Savio. Esta frase de ese jovencito:" Prefiero morir que pecar", amigo full de Don Bosco, me llena el corazón y hace que me pregunte en mi interior: "¿yo estoy haciendo eso?", "¿realmente tengo ese propósito?", ...porque tantas veces pasa que vuelvo a andar sobre las mismas miserias y si quiero vivir en Gracia de Dios, lo único que puede romper esa vida de gracia es el Pecado, nada mas y resulta que para pecar, para caer en el pecado, solo se hace a través de la voluntad, asintiendo voluntariamente. Eso es una buena noticia, ¿saben porque?, porque nosotros tenemos la solución en nuestras manos, ¡podemos decir no!. 




"Con tu gracia no volveré a pecar NUNCA MAS" 

Esta decisión es la más importante de nuestra vida, pues es la que nos separa de la felicidad del Reino. Ciertamente decir "no pecaré más", implica el dejar muchas o algunas cosas que nos atraen e incluso nos fascinan; pero si en verdad queremos ser santos y vivir la plenitud del amor de Dios, no queda otro camino. 
 ¡Decídete!



Este fin de semana tuve la oportunidad de ver a "Jesús trabajando" y ver la Gracia de Dios sobre todas las hermanas que estuvimos en un hermoso Cursillo de Cristiandad. Me puse a pensar que cuando tenemos el alma en estado de Gracia la verdad se nota a distancia, no por la ropa o el maquillaje, sino porque sale desde dentro de cada persona. Me imagino que un alma en pecado debe verse muy oscura y lúgubre. 
Tenemos que luchar por la luz, tenemos que luchar por caminar sobre los pasos de Cristo, en los caminos limpios y saber que si nos caemos, pues es normal, pero no nos quedemos en el piso, levantémonos porque Dios nunca se cansa de perdonarnos y al fin y al cabo lo que quiere es nuestra santificación y nuestra felicidad.

Que por la intercesión de Santo Domingo Savio, podamos llegar a la convicción de nunca mas pecar. Dios te bendiga.

Te dejo esta oración preciosísima al Espíritu Santo, para que con su ayuda, alcances la gracia especial.

Ven Espíritu Santo, envía tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma, divina luz y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus Siete Dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.



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