Esta
cuaresma ha traído tantas bendiciones. Ha traído también pruebas, cruces y
desalientos, pero se ha caracterizado por una conciencia profunda de amor y
esperanza. No se ha desperdiciado nada, jajaja, ¡todo lo he ofrecido!
Ayer
fue uno de esos días en los que el Maestro simplemente se pasó de generoso.
En
la parroquia, estábamos reunidos antes de iniciar nuestro retiro de preparación
para la Pascua. Inició el muy querido
Padre Eduardo la adoración al Santísimo Sacramento y como siempre, Jesús
caballero, Jesús amoroso se adelanta y viene al encuentro de la asamblea.
Visita a cada persona.
Nos
arrodillamos y veo que vienes Maestro hacia mi, ¡que emoción me embarga, El
Maestro viene a verme!, muchos bajan la cabeza, por respeto y humildad. Yo con gran alegría, cual si fueses un imán, no
puedo dejar de verte, estoy como embobada en tanta belleza…¡qué grande eres
amigo, que grande eres Señor!. No te pude despegar la mirada ni un momento solo
cerré los ojos cuando tocaste mi frente…¡santa alegría la que embargo mi alma!…
¿cómo ser igual después de un toque tuyo?… ¿acaso alguien puede quedar igual después
de tenerte en frente?. A ti belleza infinita, el Señor del Universo, Cristo
mismo!, El Salvador, ¡oh Padre amado, gracias por Jesús !.
"Te
amo Jesús", solo te pude decir eso. y seguí viéndote, recorriendo la asamblea,
tocando, llevando consuelo, paz, alegría, sanación…¡estás vivo Maestro, estás
vivo!, eso hay que gritarlo a los cuatro vientos.
Cuanto
gozo en mi alma, cuanto consuelo. Ese mismo que caminaba por Galilea, Jerusalén,
en el Jordán, con los apóstoles…ese mismo, esta hoy aquí, sigue sanando, sigue
amando, sigue muriendo por ti y por mi.
Maestro
gracias por amarme a pesar de mis imperfecciones. Gracias por estar en cada
momento de mi vida, pendiente hasta de las cosas mas pequeñas
Yo
quiero Señor ser lo que tú tienes pensado para mi. Ayúdame a cumplir tu
voluntad en todos los aspectos de mi vida.
Esta
semana Santa, quiero ser diferente. Quiero entregarme más a ti y a tu plan para
mí.
Gracias
por tanto amor, gracias por morir por mí que tantas veces soy como Pedro, o
como Judas, o como Tomas…y sin embargo sigues queriendo mi salvación.
Decimos
en cursillos que tenemos un "tesoro": "tengo una vida, una
solamente y tu Maestro mío, moriste para que yo la tenga a plenitud. Ayúdame
a cumplir mi parte. ¿Qué voy a hacer en esta Pascua?, ¿es una
oportunidad que voy a dejar pasar?. ¿Resucitaré a una vida con Cristo o me
quedare simplemente en las cruces de mis propias miserias?
¡Que no me pase esta Semana Santa por encima!. Que tu muerte Cristo
amigo, hermano y Señor no sea en vano. Que verte colgado de ese madero produzca
en mi frutos. Que me mueva Señor a saciar tu Sed. Esa sed de almas que tienes,
esa sed de hombres y mujeres que se comprometan a responder cristianamente con
su vida.
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