jueves, 26 de febrero de 2015

Los 7 hábitos diarios para las personas que quieren ser Santas


Amigos y hermanos. Este material es tan práctico que no puedo dejar de compartirlo. Recuerden que este asunto de vivir en santidad es un "entrenamiento espiritual" constante. Necesitamos Coaching (Director Espiritual), y necesitamos ser dóciles al Maestro por excelencia (el Espíritu Santo). Les dejo esta joya para ir trabajando un chin cada día.



La santificación es un trabajo de toda la vida y requiere de nuestro esfuerzo para cooperar con la gracia santificante de Dios.

Nadie nace santo. Se consigue la santidad con mucho esfuerzo, pero también con la ayuda y la gracia de Dios. Todos, sin exclusión, están llamados a reproducir en sí mismos la vida y el ejemplo de Jesucristo, caminar detrás de sus huellas.

Estás leyendo esto porque estás interesado en tomar tu vida espiritual más seriamente de ahora en adelante. Aceptar de corazón uno de los puntos clave del Concilio Vaticano II: la importancia de la doctrina de la llamada universal a la santidad. También conoces que Jesús es el único camino a la santidad "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida."

El secreto de la santidad es la oración constante la cual puede ser definida como el continuo contacto con la Santísima Trinidad: "reza siempre y sin desfallecer" (Lc. 18:1).
Hay varios caminos para llegar a conocer a Jesús. Nosotros vamos a hablar brevemente sobre algunos de ellos en este artículo. Si quieres llegar a conocer, amar y servir a Jesús de la misma forma que aprendes a amar y enamorarte de otras personas: tu esposa, miembros de tu familia y amigos íntimos, por ejemplo, pasando un tiempo considerable con él en forma regular y, en este caso básicamente todos los días. El retorno, si lo haces, es la única verdadera felicidad en esta vida y la visión de Dios en la próxima. No hay sustituto a esto.

La santificación es un trabajo de toda la vida y requiere nuestro determinado esfuerzo para cooperar con la gracia santificante de Dios que viene por medio de los Sacramentos.

Los siete hábitos diarios que propongo consisten en el ofrecimiento de la mañana, la lectura espiritual (Nuevo Testamento y un libro espiritual sugerido por tu director espiritual), el Santo Rosario, la Santa Misa y Comunión, al menos quince minutos de oración mental, la recitación del Ángelus al mediodía y un breve examen de conciencia por la noche. Estos son los principales medios para alcanzar la santidad. Si eres una persona que quiere llevar a Cristo a otros a través de la amistad, estos son instrumentos con los cuales almacenarás la energía espiritual que te permitirá hacerlo. La acción apostólica sin los sacramentos, volverá ineficaz una sólida y profunda vida interior. Puedes estar seguro que los santos incorporaron por uno u otro camino todos estos hábitos en su rutina diaria. Tu objetivo es ser como ellos, contemplativos en el medio del mundo.

3 puntos importantes para prepararnos a cumplir los hábitos: Quiero remarcar varios puntos antes de examinar los hábitos

1. Recuerda que el crecimiento en estos hábitos diarios son como una dieta o un programa de ejercicio físico, es un trabajo de proceso gradual. No esperes incorporar los siete o aún dos o tres de ellos en tu agenda diaria inmediatamente. No puedes correr una carrera de cinco kilómetros si antes no te has entrenado. Tampoco puedes tocar a Liszt a la tercera clase de piano. Esta prisa te invita al fracaso, y Dios quiera que tengas éxito tanto en tu ritmo como en el Suyo. Debes trabajar cercanamente con tu director espiritual y gradualmente incorporar los hábitos a tu vida en el período de tiempo que corresponda a tu particular situación. Puede ser el caso que por las circunstancias de tu vida se requiera la modificación de los siete hábitos.

2. Al mismo tiempo tu debes hacer el firme propósito, con la ayuda del Espíritu Santo y tus especiales intercesores, para hacer de ellos la prioridad de tu vida - más importante que comer, dormir, trabajar y descansar-. Quiero aclararte que estos hábitos no se pueden adquirir a las corridas. Ese no es el modo como nosotros queremos tratar a los que amamos. Ellos deben hacerse cuando estemos más atentos durante el día en un lugar en silencio y sin distracciones; donde sea fácil ponerse en presencia de Dios y estar con Él. Después de todo, ¿no es más importante nuestra vida eterna que nuestra vida temporal? Todo esto redundará al momento de nuestro juicio como una cuenta de amor a Dios en nuestro corazón.

3. Quiero dejar en claro que vivir los hábitos no es pérdida de tiempo. No estás perdiendo el tiempo, en realidad lo ganas. Nunca conocerás una persona que viva todos ellos diariamente que sea menos productiva como trabajador o peor esposo o que tenga menos tiempo para sus amigos o no pueda cultivar su vida intelectual. Todo lo contrario, Dios siempre recompensa a los que lo ponen a El primero. Nuestro Señor multiplicará asombrosamente tu tiempo como multiplicó los panes y los peces y dio de comer a la multitud hasta saciarse. Puedes estar seguro de que el papa Juan Pablo II, la Madre Teresa o San Maximiliano Kolbe rezaban mucho más que la hora y media que se sugiere en estos hábitos repartidos a lo largo del día.



LOS 7 HÁBITOS PARA QUIENES QUIEREN SER SANTOS

Primer Hábito: Ofrecimiento del día por la mañana

El primer hábito es el ofrecimiento del día por la mañana; cuando te arrodillas y, utilizando tus propias palabras o una fórmula, ofreces todo tu día a la gloria de Dios. Lo que no es simple es lo que sucederá antes del ofrecimiento. "Véncete cada día desde el primer momento, levantándote en punto, a la hora fija, sin conceder ni un minuto a la pereza."
Si con la ayuda de Dios te vences, tendrás mucho adelantado para el resto de la jornada.
¡Desmoraliza tanto sentirse vencido en la primera escaramuza! (San Josemaría- Camino, 191)
En mi experiencia pastoral, quien puede vivir el "minuto heroico" en la mañana y a la noche va a la cama en el tiempo previsto, tiene la energía física y espiritual a lo largo del día para parar lo que este haciendo para cumplir los otros hábitos.

Segundo Hábito: Quince minutos de oración en silencio
  
El segundo hábito es por lo menos quince minutos de oración en silencio. Puedes agregar otros quince minutos extras en otro momento del día. Después de todo, ¿Quién no desea pasar más tiempo con tan excelente compañía? La oración es una conversación uno a uno, directa con Jesucristo, preferentemente frente al Santísimo Sacramento en el Sagrario. Esta es tu hora de la verdad o tu momento superior. Si lo deseas puedes abrirte y hablar acerca de lo que está en tu mente y en tu corazón. Al mismo tiempo adquirirás el hábito de escuchar cuidadosamente y meditar como otra María (Lc. 10.38-42) para ver qué es lo que Jesús te está pidiendo y qué te quiere dar. Es aquí que nosotros comprendemos su dicho "Sin Mí, nada pueden hacer."

Tercer Hábito: Quince minutos de lectura espiritual

El tercer hábito son quince minutos de lectura espiritual que usualmente consistirá en unos pocos minutos de sistemática lectura del Nuevo Testamento, para identificarnos con la Palabra y acciones de nuestro Salvador. El resto del tiempo en un libro clásico de espiritualidad católica recomendado por tu director espiritual. En cierto sentido, es el más práctico de nuestros hábitos porque a través de los años leeremos varias veces la vida de Cristo y adquiriremos la sabiduría de los santos y de la Iglesia junto con la lectura de docenas de libros, los cuales enriquecerán nuestro intelecto. También podremos poner las ideas allí expresadas en acción.

Cuarto Hábito: Participar en la Santa Misa y Recibir la Santa Comunión en estado de gracia

El cuarto hábito es participar en la Santa Misa y recibir la Santa Comunión en estado de gracia. Este es el hábito más importante de todos los siete (cfr. Jn. 6, 22-65). Ella debe estar muy en el centro de nuestra vida interior y consecuentemente de nuestro día. Este es el acto más íntimo, posible del hombre. Encontramos a Cristo vivo, participamos en la renovación de Su sacrificio por nosotros y nos unimos a su cuerpo y alma resucitado. Como el papa Juan Pablo II dijo en su Exhortación Apostólica Ecclesia in America "La Eucaristía es el centro viviente y eterno centro alrededor del cual la comunidad entera de la Iglesia se congrega" (n°35).

Quinto Hábito: Rezar cada día al mediodía el Angelus o Regina Coeli
El quinto hábito es rezar cada día al mediodía el Angelus o Regina Coeli, invocando a Nuestra Santísima Madre de acuerdo al tiempo litúrgico. Esta es una costumbre católica que se remonta a muchos siglos. Este es un hermoso modo de honrar a Nuestra Señora por un momento. Como niños recordamos a Nuestra Madre durante el día y meditamos sobre la Encarnación y Resurrección de Nuestro Señor, el cual da sentido a toda nuestra existencia.

Sexto Hábito: El rezo del Santo Rosario cada día

El sexto hábito también es Mariano. El rezo del Santo Rosario cada día y la meditación de los misterios, los cuales versan sobre la vida de Nuestro Señor y Nuestra Señora. Es un hábito que, una vez adquirido es difícil abandonar. Junto con la repetición de las palabras de amor a María y el ofrecimiento de cada decena por nuestras intenciones, nosotros tomamos un atajo hacia Jesús el cual pasa a través del corazón de María. El no puede rechazar nada de Ella.

Séptimo Hábito: Breve examen de conciencia por la noche antes de ir a la cama

El séptimo hábito es un breve examen de conciencia por la noche antes de ir a la cama. Te sientas, pides luces al Espíritu Santo y por varios minutos revisas tu día en presencia de Dios preguntándote si te has comportado como un hijo de Dios en el hogar, en el trabajo, con tus amigos. También miras una particular área, la cual tu tienes identificada con ayuda de tudirector espiritual, quien conoce tus necesidades para mejorar y llegar a la santidad. También puedes hacer una rápida mirada para ver si has sido fiel en los hábitos diarios que hemos discutidos en este artículo. Luego haces un acto de gratitud por todo lo bueno que has hecho y recibido, y un acto de contricción por aquellos aspectos en los que voluntariamente has fallado.
Si una persona honestamente mirase su día, no importa cuán ocupado esté, (y nunca me pareció encontrarme con gente que no esté muy ocupada a no ser que esté permanentemente retirada), puede frecuentemente encontrar que usualmente mal gasta un poco de tiempo cada día. Piensa, ¿qué necesidad hay de una taza de café extra cuando puedes usar ese tiempo para visitar el Santísimo Sacramento, quince minutos antes de comenzar el trabajo? O la media hora o mucho más, gastada mirando programas de televisión o videos. También es común, gastar tiempo durmiendo en el tren o escuchando la radio en el auto cuando puede ser usado para rezar el Rosario. Como también, ¿el diario no lo puedes leer en diez minutos en lugar de veinte dejando espacio para la lectura espiritual?
¿Y esa comida no podría hacerse en media hora dejando espacio para la Misa? No olvides que esta media hora es tiempo mal gastado cuando al final del día podrías haberla usado para una buena lectura espiritual, examinar tu conciencia e ir a la cama a tiempo para recuperar energías para las batallas del día siguiente. La lista continúa. Puedes hacer la tuya.
Sé honesto contigo y con Dios. Estos hábitos, vividos bien, nos capacitan para obedecer la segunda parte del gran mandamiento amar a los otros como a nosotros mismos. Estamos en la tierra como estuvo el Señor "para servir y no para ser servido." Esto sólo puede ser alcanzado junto a nuestra gradual transformación en otro Cristo a través de la oración y los sacramentos. Viviendo estos siete hábitos llegaremos a ser personas santas y apostólicas, gracias a Dios. Ten por seguro que, cuando caigamos en algo grande o pequeño, siempre tendremos un Padre que nos ama y espera en el Sacramento de la Penitencia y la devota ayuda de nuestro consejero espiritual para que volvamos a nuestro curso correcto.

Fuente: Padre John McCloskey | Iglesia.org


martes, 17 de febrero de 2015

¿SABES QUÉ ES LA CUARESMA?
















Llega la Cuaresma y es Cristo quien se toma este tiempo para preguntarte:
¿Cómo vas?, Veo que estas en muchas cosas, para un momento y revisa como vas.
¿Hacia donde vas?, vienes a mi o te entretienes en cosas menos importantes.



El cristiano de hoy

"Un tiempo propicio para encontrar la paz del corazón, para retomar el camino de Dios, que es un camino de amor, armonía y paz.


Un tiempo propicio para encontrar la paz del corazón, para retomar el camino de Dios, que es un camino de amor, armonía y paz. Paz que nace del saber que somos amados y perdonados por Dios y del saber que correspondemos a ese amor.


La Cuaresma es una oportunidad para «volver a ser» cristianos, a través de un proceso constante de cambio interior y de avance en el conocimiento y en el amor de Cristo.


La conversión no tiene lugar nunca una vez para siempre, sino que es un proceso, un camino interior de toda nuestra vida. Ciertamente este itinerario de conversión evangélica no puede limitarse a un período particular del año: es un camino de todos los días, que tiene que abarcar toda la existencia, cada día de nuestra vida.


San Agustín dijo en una ocasión que nuestra vida es un ejercicio único del deseo de acercarnos a Dios, de ser capaces de dejar entrar a Dios en nuestro ser. «Toda la vida del cristiano fervoroso -dice- es un santo deseo».


Si esto es así, en Cuaresma se nos invita aún más a «arrancar de nuestros deseos las raíces de la vanidad» para educar el corazón en el deseo, es decir, en el amor de Dios. Dios -dice San Agustín- es todo lo que deseamos» (Cf. «Tract. in Iohn.», 4).


La Cuaresma avanza y todos, al inicio de estos 40 días, comenzamos con buenos propósitos para ser mejores y al final sentirnos amados por Dios y en su casa. ¿Ya has regresado?, ¿vas de camino?, ¿qué te falta?, ¿cuánto te falta por llegar?, ¿qué último esfuerzo debes hacer? Aún tenemos esta semana para decir al Señor, que SÍ QUEREMOS."


(Autor: P. Dennis Doren LC | Fuente: Catholic.net)






IDEAS PRINCIPALES DEL PAPA FRANCISCO EN SU MENSAJE PARA LA CUARESMA


Resumimos a continuación las ideas principales del texto en sus tres pasajes para “no ser indiferentes”:


“Si un miembro sufre, todos sufren con él” (1 Co 12,26) – La Iglesia


1. “El cristiano es aquel que permite que Dios lo revista de su bondad y misericordia, que lo revista de Cristo, para llegar a ser como Él, siervo de Dios y de los hombres”.


2. “La Cuaresma es un tiempo propicio para dejarnos servir por Cristo y así llegar a ser como Él. Esto sucede cuando recibimos la Eucaristía, donde nos convertimos en lo que recibimos: el cuerpo de Cristo. En él no hay lugar para la indiferencia”.


3. “La Iglesia es communio sanctorum porque en ella participan los santos, pero a su vez porque es comunión de cosas santas: el amor de Dios que se nos reveló en Cristo y todos sus dones”.


“¿Dónde está tu hermano?” (Gn 4,9) – Las parroquias y las comunidades


4. “La Iglesia terrenal está llamada a unirse a la Iglesia del cielo en la oración. Cuando la Iglesia terrenal ora, se instaura una comunión de servicio y de bien mutuos que llega ante Dios. Junto con los santos, que encontraron su plenitud en Dios, formamos parte de la comunión en la cual el amor vence la indiferencia”.


5. “También nosotros participamos de los méritos y de la alegría de los santos, así como ellos participan de nuestra lucha y nuestro deseo de paz y reconciliación”.


6. “Toda comunidad cristiana está llamada a cruzar el umbral que la pone en relación con la sociedad que la rodea, con los pobres y los alejados. La Iglesia por naturaleza es misionera, no debe quedarse replegada en sí misma, sino que es enviada a todos los hombres”.


7. “Que los lugares en los que se manifiesta la Iglesia, en particular nuestras parroquias y nuestras comunidades, lleguen a ser islas de misericordia en medio del mar de la indiferencia”.


“Fortalezcan sus corazones” (St 5,8) – La persona creyente


8. “Debemos orar en la comunión de la Iglesia terrenal y celestial. No olvidemos la fuerza de la oración de tantas personas. La iniciativa 24 horas para el Señor, que deseo que se celebre en toda la Iglesia los días 13 y 14 de marzo, es expresión de esta necesidad de la oración”.


9. “Podemos ayudar con gestos de caridad, llegando tanto a las personas cercanas como a las lejanas, gracias a los numerosos organismos de caridad de la Iglesia. La Cuaresma es un tiempo propicio para mostrar interés por el otro”.


10.“El sufrimiento del otro constituye un llamado a la conversión, porque la necesidad del hermano me recuerda la fragilidad de mi vida, mi dependencia de Dios y de los hermanos”.


Descarga aquí el mensaje completo del Papa Francisco para la Cuaresma:
http://m.vatican.va/content/francesco/es/messages/lent/documents/papa-francesco_20141004_messaggio-quaresima2015.html

jueves, 5 de febrero de 2015

¡Buen trabajo!: "Salpica" de evangelio tu Ambiente de Trabajo...

Tenemos una enorme CAPACIDAD de amar y hacer el bien.
No quiero decir que te "enamores en la oficina"....(bueno, si no tienes esposo, ¿porqué no?...), a lo que me refiero es que dentro de nuestro trabajo diario podemos hacer algunas "mejoras" que van a ir en pro del trabajo, del compañero y de ti mism@.

El cristiano anda siempre en contra de la corriente. Lo normal es que el individualismo, el egoísmo y el orgullo manejen estos ambientes de trabajo. Común es encontrarse esta frase casi a diario : "...porque yo hice tal o cual cosa y yo se lo que hago", o esta otra..."no sabes trabajar, este es un trabajo pésimo, no sirve", entre muchísimas otras situaciones que se dan.

Hoy es un buen día para sorprender a alguien haciendo algo bien y decírselo.


Y me preguntaran...¿en qué ayuda eso a mi vida de fe?...pues te diré que te ayuda tanto a ti como a tu compañero porque cuando buscas acciones o cosas positivas en los demás, dejas de fijarte en ti por unos momentos, empiezas a fijarte en los demás, a valorarlos y en ese justo momento, tu humildad crece, ya no eres el único que sabe "hacer bien las cosas", tu capacidad de abrirte a nuevas ideas se engrandece y empiezas a conformar un ambiente inclusivo no exclusivo de tu propiedad y autoridad.

Decía Santa Teresa y muchos otros santos que debemos ver siempre en los demás sus grandes virtudes y no sus defectos, así nosotros disminuirnos sin perder por supuesto nuestra dignidad de hijos de Dios.

"La humildad es la verdad" -Santa Teresa de Avila. 
El humilde ve las cosas como son, lo bueno como bueno, lo malo como malo. En la medida en que un hombre es más humilde crece una visión mas correcta de la realidad.

"Humildad: La virtud moral por la que el hombre reconoce que de si mismo solo tiene la nada y el pecado. Todo es un don de Dios, a quien se debe toda la gloria. El hombre humilde no aspira a la grandeza personal que el mundo admira porque ha descubierto que ser hijo de Dios es un valor muy superior. Va tras otros tesoros. No está en competencia. Se ve a sí mismo y al prójimo ante Dios. Es así libre para estimar y dedicarse al amor y al servicio sin desviarse en juicios que no le pertenecen. 

La humildad no solo se opone al orgullo sino también a la auto abyección (auto humillación) en la que se dejaría de reconocer los dones de Dios y la responsabilidad de ejercitarlos según su voluntad. 


Se cuenta en la vida de San Antonio Abad que Dios le hizo ver el mundo sembrado de los lazos que el demonio tenía preparados para hacer caer a los hombres. El santo, después de esta visión, quedó lleno de espanto, y preguntó: “Señor, ¿Quién podrá escapar de tantos lazos?”. Y oyó una voz que le contestaba: “Antonio, el que sea humilde; pues Dios da a los humildes la gracia necesaria, mientras los soberbios van cayendo en todas las trampas que el demonio les tiende"

Lo que todos debemos cambiar: la soberbia

Por el orgullo buscamos la superioridad ante los demás.
La soberbia consiste en el desordenado amor de la propia excelencia. -Santo Tomás. 
La soberbia es la afirmación aberrante del propio yo. 
El hombre humilde, cuando localiza algo malo en su vida puede corregirlo, aunque le duela. El soberbio al no aceptar, o no ver, ese defecto no puede corregirlo, y se queda con él. El soberbio no se conoce o se conoce mal.

La soberbia lo inficiona todo. Donde hay un soberbio, todo acaba maltratado: la familia, los amigos, el lugar donde trabaja... Exigirá un trato especial porque se cree distinto, habrá que evitar con cuidado herir su susceptibilidad... Su actitud dogmática en las conversaciones, sus intervenciones irónicas -no le importa dejar en mal lugar a los demás por quedar él bien-, la tendencia a poner punto final a las conversaciones que surgieron con naturalidad, etcétera, son manifestaciones de algo más profundo: un gran egoísmo que se apodera de la persona cuando ha puesto el horizonte de la vida en sí misma.

"El primero entre vosotros sea vuestro servidor" -Mt 23, 11. Para eso hemos de dejar nuestro egoísmo a un lado y descubrir esas manifestaciones de la caridad que hacen felices a los demás. Si no lucháramos por olvidarnos cada vez más de nosotros mismos, pasaríamos una y otra vez al lado de quienes nos rodean y no nos daríamos cuenta de que necesitan una palabra de aliento, valorar lo que hacen, animarles a ser mejores y servirles." (Def. Corazones.net)

El egoísmo ciega y nos cierra el horizonte de los demás; la humildad abre constantemente camino a la caridad en detalles prácticos y concretos de servicio. Este espíritu alegre, de apertura a los demás, y de disponibilidad es capaz de transformar cualquier ambiente. La caridad cala, como el agua en la grieta de la piedra, y acaba por romper la resistencia más dura. “Amor saca amor” -SANTA TERESA, Vida, 22, 14.  San Juan de la Cruz aconsejaba: “Donde no hay amor, pon amor y sacarás amor”  -SAN JUAN DE LA CRUZ.


AMBIENTE DE TRABAJO: 

Tarea del día: SORPRENDERLES HACIENDO ALGO BIEN y comentárselo. El reconocimiento y valoración de las personas que trabajan a tu lado es un impulsador positivo que incrementa tanto la estima de la persona como el trabajo en equipo. Estoy convencida que el hombre NO no esta llamado a trabajar como islas sino como comunidad.  Estas son algunas formas de decir “¡Buen trabajo!”:

1. ¡Haz hecho un trabajo estupendo!
2. ¡Sigue así!
3. Estás en el camino correcto.
4. ¡Gran trabajo!
5. Esto es muy bueno.
6. Tu esfuerzo está dando sus frutos.
7. Exacto.
8. He visto que te has esforzado.
9. ¡Muy bien hecho!
10. Estoy orgullos@ de ti.
11. Has mejorado mucho.
12. Estás haciéndolo mejor hoy.
13. ¡Ya casi has terminado!
14. Creo que lo has resuelto.
15. ¡Ya lo tienes!
16. ¡Wow, qué mejora!
17. Sabía que podías hacerlo.
18. Esa es la forma de hacerlo.
19. ¡Felicitaciones!
20. No está mal.
21. No te rindas, está quedando muy bien.
22. Aprendes rápido.
23. ¡Correcto!
24. ¡Bien por ti!
25. Deberías sentirte bien por tu trabajo.
26. Si lo haces una vez más, lo entenderás mejor.
28. ¡Fantástico trabajo!
29. Gran esfuerzo.
30.  Esa es la forma correcta de hacerlo.
31. ¡Sensacional trabajo!
32. ¡Excelente trabajo!
33.  Estoy impresionad@ con tu trabajo
34. ¡Mucho mejor!
35. Debes haber practicado mucho.
36. ¡Maravilloso!

Dios les bendiga. Una hija amada de Dios

lunes, 2 de febrero de 2015

¿QUÉ SOMOS: MUROS O ESCALERAS?

Dialogando con una hermana muy querida, sobre algunas posturas inadecuadas de distintas personas y de la falta que hace cada día crecer en la humildad, le digo…

- "Decía Santa Teresa que la humildad, es "andar en verdad" ".

Ella responde:
-"Si, pero  ¿cómo vamos a andar en la verdad, si seguimos andando en la mentira?"

Uff, ¡me llego al alma!, cierto, ¡ciertísimo!, ¿cómo vamos a andar en verdad, si seguimos caminando en la mentira?, son aceite y vinagre, no se puede andar en las dos cosas juntas.

Creceremos en humildad solamente cuando empecemos a andar en la verdad de las cosas, en la libertad de los hijos de Dios y en los criterios de Cristo.

El individualismo en que vivimos afecta todas nuestras cosas, afecta hasta la visión de lo que hacemos y de nosotros mismos, causa "Ceguera Espiritual" porque andamos en "nuestra verdad", no en LA VERDAD real, sino en la acomodada a nuestros gustos.


El mensaje del cristianismo NO ES AMBIGUO, es uno solo. Y Cristo tiene sus criterios bien establecidos. Lo contrario de la verdad es la mentira. Y la mentira SIEMPRE esta disfrazada de empaques "bonitos", tales como el individualismo y explicaciones propias
Generalmente la mentira se encuentra en el orgullo y la soberbia, puesto que de ahí vienen todos los pecados. Y dentro de cada pecado está el grito de Lucifer a Dios Padre..."no te serviré  (non serviam)” . Grito que encierra tantas cosas: envidia, orgullos, soberbia, vanidad…bueno…siempre el asunto es "yo y mis gustos", eso es lo importante y eso es lo que prevalece.

Hermanos, andemos en la VERDAD, andemos en el amor. Necesitamos seguir nuestro camino de conversión. No es posible que mi vida sea igual hoy que hace 5, 10, 15 años atrás…¿qué pasó?, ¿qué pasó con esa Gracia que recibí un día?. Si tu vida está igual, NO HAY CONVERSION TAL, está muerta, se frizó, se estancó. Si los criterios de Cristo no han ido cubriendo todos los aspectos de tu vida, significa que El Espíritu Santo NO ESTA HACIENDO SU TRABAJO en ti,  no está realizando el trabajo que está llamado a hacer. ¿Por qué no lo hace?, porque encuentra resistencia. Y esa resistencia SOLO la puedes vencer tú. Pídele a Dios que te ayude a echar hacia adelante, echar hacia arriba, hacia su verdad, la verdad Plena.



No podemos ser MUROS para los demás. Debemos ser siempre transparentes para que se vea la Luz de Cristo. Hasta en lo más mínimo, ser escaleras que conduzcan a Jesús, al bien, a la verdad.. ¿Es que no acabamos de entender, que estamos llamados a la Santidad?, TENEMOS que ser Santos en todo. Por lo menos tratar. Esa es nuestra parte, pero hay que hacerla. NO ES PREDICAR Y QUE SE ESCUCHE BONITO o que sepan que sé mucho, o que sepan que soy muy piadoso, ¡No!, ¡eso nos mata la vida Espiritual!!. ¡Oh, San Pablo!, me parece escucharte….seremos como "campana que resuena o címbalo que retiñe" si no tenemos amor"; VIVIR EL EVANGELIO CUESTA, no me canso de decirlo, cuesta cada día, es una conquista que solo lograremos de la mano de DIOS, juntos, con su auxilio y con nuestra disponibilidad.

Dame, ¡Oh Señor mío!, la fuerza inquebrantable de la "Determinada determinación" (en palabras de Santa Teresa) de tener siempre celo apostólico por todas las almas, pero sobre todo por la mía. Dame Señor la perseverancia y el no conformarme con lo que hasta ahora, Tu, has logrado en mi vida. Quiero Ser Mejor para ti. Quiero ser como tú planeaste mi vida, quiero poner todos mis dones a tu servicio, no para que me vean a mí, sino para llevar a muchos hacia ti. Ayúdame Maestro, ayúdame a andar siempre en Verdad y a crecer en humildad. Amén.

Dios les bendiga,

Una hija amada de Dios,
Nathalie Romero de Grau