Fiesta de Cristo Rey:
10 Cosas que Deberías Saber sobre la Fiesta
(último dgo del año litúrgico)
La fiesta de Cristo Rey fue instituida por el papa Pío XI quien la fijó en el domingo anterior a la solemnidad de todos
los santos.
Luego del Concilio Vaticano II se cambió a la fecha actual.
La Iglesia, ciertamente, no había esperado dicha fecha para
celebrar el soberano señorío de Cristo: Epifanía, Pascua, Ascensión, son
también fiestas de Cristo Rey.
Si Pío XI estableció esa fiesta, fue como él mismo dijo
explícitamente en la encíclica Quas primas, con una finalidad de pedagogía
espiritual.
Ante los avances del ateísmo y de la secularización de la
sociedad quería afirmar la soberana autoridad de Cristo sobre los hombres y las
instituciones. Ciertos textos del oficio dejan entrever un último sueño de
cristiandad.
En 1970 se quiso destacar más el carácter cósmico y
escatológico del reinado de Cristo.
La fiesta se convirtió en la de Cristo “Rey del Universo” y
se fijó en el último domingo per annum.
Con ella apunta ya el tiempo de adviento en la perspectiva
de la venida gloriosa del Señor.
Esta fiesta nos recuerda que a pesar de todo lo que los
poderes de la tierra pueden hacernos o pedirnos, Cristo es el verdadero rey que
debe reinar en nuestros corazones.
Aquí están 10 cosas sobre este impresionante fiesta que
debes conocer:
1) Fue instituida hace tan sólo 90 años en 1925
A raíz de la Primera Guerra Mundial, en medio de la subida
del comunismo en Rusia, y durante el 16º centenario del Concilio de Nicea
(325), el Papa Pío XI instituyó la fiesta en su encíclica Quas Primas de 1925,
aunque su primera celebración tuvo lugar en 1926.
2) Antes se había celebrado una fiesta a la Realeza de
Cristo
El sacerdote catalán José Gras y Granollers (1834-1918),
fundador de las Hijas de Cristo Rey, celebró en la parroquia de Santa María de
Écija un triduo solemne a la Realeza de Cristo, siendo éste el primer culto
público en el mundo que se realizó en honor a Cristo Rey.
3) La Solemnidad de Cristo Rey se celebró por primera vez el
día de Halloween en 1926
Originalmente iba a ser el último domingo de octubre, justo
antes de la Fiesta de Todos los Santos – que, en 1926, cayó 31 de octubre.
4) En 1969, el Papa Pablo VI revisó la fiesta, dándole su
nombre y fecha actual
El Papa Pablo VI dio la fiesta su actual título completo
(Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo) y se trasladó hasta
el último domingo del año litúrgico.
5) Cae el quinto domingo antes de Navidad
Desde 1970 la Solemnidad de Cristo Rey se celebra el último
domingo per amnum, es decir el quinto domingo anterior a la Navidad (25 de
diciembre).
Por lo tanto, su fecha oscila entre los días 20 y 26 de
noviembre. Desde el Vaticano II esta festividad cierra el año litúrgico.
6) La fiesta fue una respuesta al aumento de la
secularización, el ateísmo y el comunismo
Mientras que el mundo les dice cada vez más elocuentemente a
los cristianos que deben compartimentar su religión y dar su mayor lealtad al
gobierno, el Papa Pío XI escribió sobre la fiesta:
Porque si a Cristo nuestro Señor le ha sido dado todo poder
en el cielo y en la tierra; si los hombres, por haber sido redimidos con su
sangre, están sujetos por un nuevo título a su autoridad.
Si, en fin, esta potestad abraza a toda la naturaleza
humana, claramente se ve que no hay en nosotros ninguna facultad que se
sustraiga a tan alta soberanía.
Es, pues, necesario que Cristo reine en la inteligencia del
hombre, la cual, con perfecto acatamiento, ha de asentir firme y constantemente
a las verdades reveladas y a la doctrina de Cristo.
Es necesario que reine en la voluntad, la cual ha de
obedecer a las leyes y preceptos divinos.
Es necesario que reine en el corazón, el cual, posponiendo
los efectos naturales, ha de amar a Dios sobre todas las cosas, y sólo a El
estar unido.
Es necesario que reine en el cuerpo y en sus miembros, que
como instrumentos, o en frase del apóstol San Pablo, como armas de justicia
para Dios(35), deben servir para la interna santificación del alma.
Todo lo cual, si se propone a la meditación y profunda
consideración de los fieles, no hay duda que éstos se inclinarán más fácilmente
a la perfección. (Quas Primas, 34)
7) A pesar de sus recientes orígenes católicos, la fiesta es
celebrada por muchos protestantes
A pesar de que fue creada por un Papa hace menos de cien
años, algunos anglicanos, luteranos, metodistas y presbiterianos celebran la
fiesta.
8) En la Iglesia protestante de Suecia, este domingo es
llamado “el domingo de la condena”
Su nombre oficial es “el Retorno de Cristo”, pero su nombre
coloquial procede del hecho de que dan un enfoque particular al Juicio Final en
la segunda venida de Cristo.
9) Algunos anglicanos se refieren a este domingo como “del
domingo del agite”
Este domingo obtuvo este nombre por dos razones:
En primer lugar, la oración colecta Anglicana para el día
comienza con las palabras, “agitad, despertad, te suplicamos, oh Señor, las
voluntades de tus fieles…”
En segundo lugar, algunas de las viejas recetas del pudín o pan
dulce requieren el pudín se agite y se asiente durante varias semanas antes de
ser cocinados.
Este domingo se convirtió en un día que la gente
tradicionalmente comenzaba a preparar el pudín cristiano, que incluye “agitar”
Estas dos cosas se juntaron en las mentes de las personas,
como Wikipedia explica:
“Supuestamente, los cocineros, esposas y sus sirvientes iban
a la iglesia, y escuchaban las palabras ‘agitad, te suplicamos, oh Señor…’, y
les recordaba, por asociación de ideas, que ya era hora de empezar a agitar los
pudines de Navidad”
10) La estatua de “Cristo Rey” en Polonia es la más grande
estatua de Jesús en el mundo.
Con sus 36 metros mas su corona sobrepuesta que tiene una
altura de 3 metros, supera al Cristo de la Concordia de Cochabamba (Bolivia)
que tiene 34,20 m de altura sin sumar el pedestal de 6,24m; el Cristo Rey de
Cali (Colombia) que tiene 35 m de altura y 5 m de pedestal; y el Cristo
Redentor del Corcovado en Río de Janeiro (Brasil) que tiene 30 m.
Se terminó de construir el sábado 6 de noviembre de 2010 y
fue instalada sobre una colina de unos 16 m de altura.
¿ES CRISTO REY Y SEÑOR DE MI VIDA?
Comentario del padre Raniero Cantalamessa –predicador de la
Casa Pontificia– a las lecturas de la liturgia de la Misa del XXXIV Domingo del
tiempo ordinario [C], Cristo Rey, 2 Samuel 5, 1-3; Colosenses 1,12-20; Lucas
23, 35-43, en el 2007. La solemnidad de Cristo Rey, en cuanto a su institución, es
bastante reciente.
La estableció el Papa Pío XI en 1925 en respuesta a los
regímenes políticos ateos y totalitarios que negaban los derechos de Dios y de
la Iglesia.
El clima del que nació la solemnidad es, por ejemplo, el de
la revolución mexicana, cuando muchos cristianos afrontaron la muerte gritando
hasta el último aliento: «Viva Cristo Rey».
Pero si la institución de la fiesta es reciente, no así su
contenido y su idea central, que es en cambio antiquísima y nace, se puede
decir, con el cristianismo.
La frase «Cristo reina» tiene su equivalente en la profesión
de fe: «Jesús es el Señor», que ocupa un puesto central en la predicación de
los apóstoles.
El pasaje evangélico es el de la muerte de Cristo, porque es
en ese momento cuando Cristo empieza a reinar en el mundo.
La cruz es el trono de este rey. «Había encima de él una
inscripción: “Este es el Rey de los judíos”».
Aquello que en las intenciones de los enemigos debía ser la
justificación de su condena, era, a los ojos del Padre celestial, la
proclamación de su soberanía universal.
Para descubrir cómo nos toca de cerca esta fiesta, basta con
recordar una distinción sencillísima.
Existen dos universos, dos mundos o cosmos: el macrocosmos,
que es el universo grande y exterior a nosotros, y el microcosmos, o pequeño universo,
que es cada hombre.
La liturgia misma, en la reforma que siguió al Concilio
Vaticano II, sintió la necesidad de trasladar el acento de la fiesta, haciendo
énfasis en su aspecto humano y espiritual, más que en el –por así decirlo–
político.
La oración de la solemnidad ya no pide, como hacía en el
pasado, que «se conceda a todas las familias de los pueblos someterse a la
dulce autoridad de Cristo», sino que «toda criatura, libre de la esclavitud del
pecado, le sirva y alabe sin fin».
En el momento de la muerte de Cristo, se lee en el pasaje
evangélico –recordémoslo–, pendía sobre su cabeza la inscripción «Jesús es el
Rey de los judíos».
Los presentes le desafiaban a mostrar abiertamente su
realeza y muchos, también entre los amigos; se esperaban una demostración
espectacular de su realeza.
Pero Él eligió mostrar su realeza preocupándose de un solo
hombre, y encima malhechor: «Jesús, acuérdate de mi cuando estés en tu reino.
Le respondió: “En verdad te digo, hoy estarás conmigo en el
paraíso”».
En esta perspectiva, el interrogante importante que hay que
hacerse en la solemnidad de Cristo Rey no es si reina o no en el mundo, sino si
reina o no dentro de mí.
No si su realeza está reconocida por los Estados y por los
gobiernos, sino si es reconocida y vivida por mí. ¿Cristo es Rey y Señor de mi
vida?
¿Quién reina dentro de mí, quién fija los objetivos y
establece las prioridades: Cristo o algún otro?
Según san Pablo, existen dos modos posibles de vivir: o para
uno mismo o para el Señor (Rm 14, 7-9).
Vivir «para uno mismo» significa vivir como quien tiene en
sí mismo el propio principio y el propio fin; indica una existencia cerrada en
sí misma, orientada sólo a la propia satisfacción y a la propia gloria, sin
perspectiva alguna de eternidad.
Vivir «para el Señor», al contrario, significa vivir por Él,
esto es, en vista de Él, por y para su gloria, por y para su reino.
Se trata verdaderamente de una nueva existencia, frente a la
cual la muerte ha perdido su carácter irreparable.
La contradicción máxima que el hombre experimenta desde
siempre –aquella entre la vida y la muerte– ha sido superada.
La contradicción más radical ya no es aquel! la entre
«vivir» y «morir», sino entre vivir «para uno mismo» y vivir «para el Señor».
«A JESUCRISTO REY DE REYES VENID Y ADORÉMOSLE»
(Meditación de EWTN)
Es día de proclamar su realeza, de decir entre suspiros:
¡Venga a nosotros tu reino! De decir al Padre: ¡Padre glorifica a tu Hijo!
Jesucristo no es Rey por gracia nuestra, ni por voluntad
nuestra, sino por derecho de nacimiento, por derecho de filiación divina, por
derecho también de conquista y de rescate.
«Así que Cristo es Rey universal de este mundo por su propia
esencia y naturaleza» (Sn. Cirilo de Alejandría), en virtud de aquella
admirable unión que llaman hipostática, la cual le da pleno dominio no sólo
sobre los hombres, sino sobre los ángeles y todas las criaturas. (Pío XI)
Y ¿qué de extraño tiene sea Rey de los hombres el que fue
Rey de los siglos?
Pero Jesucristo no es Rey para exigir tributos o para armar
un ejército con hierro y pelear visiblemente contra sus enemigos.
Es Rey para gobernar los espíritus, para proveer eternamente
al mundo, para llamar al reino de los cielos a los que creen, esperan y aman.
Nadie tema vaya a perder algo porque se someta al «suavísimo
imperio de Cristo». (Col) No teman las sociedades porque Él es quien las funda
y las sustenta.
No teman los poderosos porque « no quita los reinos mortales
quien da los celestiales».
No teman tampoco los individuos porque servir a Cristo es
reinar.
Es un Rey tal, que no esclaviza, ni esquilma a sus
servidores; un Pastor y un Señor que no toma nada de su rebaño, sino que todo
lo da, y antes se desvive por los suyos y se les entrega, con todos sus bienes
ya desde la tierra, hasta que sean capaces de poseerle y de gozarle más
cumplidamente en el cielo.
Piensan los insensatos que les va a privar de la libertad,
cuando se la va a acrecentar y perfeccionar, proscribiendo tan sólo el libertinaje,
tan fatal para el alma como para los cuerpos, para las naciones como para los
individuos, ya que «lo que hace míseros a los pueblos es el pecado».
Conviene, pues que Él reine, porque su reinado es eterno y
universal, es un reinado de verdad y de vida, de santidad y de gracia, de
justicia, de amor y de paz.
Quiere ante todo reinar en las inteligencias, en las
voluntades y en los corazones de los hombres.
© 2016 Foros de la Virgen María.