Cada año tenemos la oportunidad de reflexionar sobre el
acontecimiento mas hermoso de la humanidad: La Navidad, el nacimiento de Dios
en el mundo.
Lamentablemente el marketing, la publicidad, las ventas,
vanidad, negocios, avaricia y egoismos llenan esta época de mucho ruido y mensajes
que NO SON la verdadera Navidad.
Para llegar dignamente a la celebración de la noche buena
tenemos que preparar nuestros corazones y pedir la gracia a Dios de profundizar
en este misterio y en nuestra propia conversión. Unos le llaman “remar mar adentro”, otros “ser contemplativos”. Algunas personas creen que simplemente por
comprar regalos, ir a misa un par de Días y tomarse un ponche…ya cumplen con
los requisitos para vivir una Navidad santa. Otros piensan “otra vez lo mismo”
y caen en la apatía y la monotonía de “poner el arbolito, las luces y el
nacimiento” porque así mismo es que siempre se ha hecho.
Sin embargo, cada Navidad es distinta, porque tú eres
distinto.
Ahora, si eres el mismo de la Navidad de hace 3 años atrás…tienes
que darte una revisadita hermano porque “algo” no está bien. Recuerda que el
Santo Espíritu es quien santifica pero debes tu darle el permiso y poner tu
voluntad y empeño en lograrlo.
Una de las cosas que me encantan de la vida de gracia es que
no se vive solo. La vida de Gracia es COMUNITARIA y los primeros que deben estar
“salpicados” de ella, de lo que Dios obra en ti, son quienes están a tu lado: tu familia, tu
entorno, el trabajo, la universidad…donde te toca estar.
Por eso, quiero compartirte una riqueza de nuestra iglesia
en la que he encontrado un manantial de gracias para mi familia y para mi: La
Corona de Adviento.
Es muy fácil de hacer, te voy a dejar varios links además para
que veas varias opciones. Se trata de Compartir en Familia las cuatro semanas
antes de Navidad, los que denominamos Domingos de Adviento que es el tiempo de
la espera. En vez de estar solo escuchando los especiales de la radio, la TV,
Prensa e Internet, puedes dedicar un tiempo a enfocarte en lo que es
verdaderamente importante en este tiempo y ayudar a los tuyos también. Recuerda
que: “Familia que reza unida, permanece unida”. Considero que es un espacio de reflexión,
crecimiento y comunicación entre los miembros de la familia en el cual todos
participamos, nos escuchamos, valoramos y expresamos. Un espacio en el que
juntos, como hijos de Dios, damos las gracias por cada uno de nosotros.
Esta Navidad es una oportunidad nueva que Dios nos brinda
para que nuestro corazón sea cada vez más parecido al suyo. Un espacio en el
que podemos sacar lo mejor de nosotros para los demás; un espacio en el que
juntos podemos agradecer a Dios sus bondades, en el que como comunidad que
somos, Cristo se hace presente; espacio para escuchar inquietudes, consolar remendar
heridas, perdonar, entregar misericordia. ..Pero todo esto solo lo haremos si
primero nosotros estamos llenos de la bondad, alegría y paz de Dios. Abrámonos
a recibir su gracia. Este tiempo preparemos el camino al Señor para que
verdaderamente celebremos su nacimiento en nuestro corazón.
La corona de adviento encierra varios simbolismos:
La forma circular: El círculo no tiene principio ni fin. Es
señal del amor de Dios que es eterno, sin principio y sin fin, y también de
nuestro amor a Dios y al prójimo que nunca debe de terminar.
Las ramas verdes: Verde es el color de esperanza y vida.
Dios quiere que esperemos su gracia, el perdón de los pecados y la gloria
eterna al final de nuestras vidas. El anhelo más importante en nuestras vidas
debe ser llegar a una unión más estrecha con Dios, nuestro Padre.
Las cuatro velas: Nos hacen pensar en la obscuridad
provocada por el pecado que ciega al hombre y lo aleja de Dios. Después de la
primera caída del hombre, Dios fue dando poco a poco una esperanza de salvación
que iluminó todo el universo como las velas la corona. Así como las tinieblas
se disipan con cada vela que encendemos, los siglos se fueron iluminando con la
cada vez más cercana llegada de Cristo a nuestro mundo. Son cuatro velas las
que se ponen en la corona y se prenden de una en una, durante los cuatro
domingos de adviento al hacer la oración en familia.
Las manzanas rojas que adornan la corona: Representan los
frutos del jardín del Edén con Adán y Eva que trajeron el pecado al mundo pero
recibieron también la promesa del Salvador Universal.
El listón rojo: Representa nuestro amor a Dios y el amor de
Dios que nos envuelve.
Cada dia tiene su mecanica particular, pero este es el esquema:
aqui les dejo el 1er domingo, los demas, estan en este link:
Primer Domingo de Adviento: El amor familiar
Para comenzar: En el nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo. Amén.
Se apagan las luces y se lee el texto de San Juan 3, 7-11:
Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios. Y todo el
que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. En esto se manifestó el amor que
Dios nos tiene: en que Dios envió a su Hijo único. A Dios nadie lo ha visto
nunca, pero si nos amamos los unos a los otros, Dios permanece en nosotros.
Palabra de Dios.
Te alabamos Señor.
Oración: Que esta corona nos ayude a preparar los corazones
de cada uno de los que formamos la familia para tu llegada el día de Navidad.
Vela: Encender la primera vela recordando qué significa
penitencia, conversión de corazón.
Para reflexionar: Hacer la siguiente pregunta ¿Cómo hemos
amado este año en nuestra familia? El que desee responder en alto, lo puede hacer.
Propósitos: Después de la reflexión anterior, cada miembro
de la familia dirá cuáles serán sus propósitos para mejorar y hará un
compromiso para cumplirlos durante la semana.
Oración: Dios Padre, gracias por darnos una familia. Te
pedimos que, ahora que comienza el adviento, en nuestra familia podamos
demostrarnos el amor que nos tenemos y vivamos cada día más unidos. Te pedimos
llenar nuestro hogar de tu amor divino. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro
Señor. Amén.
Para terminar: Todos los miembros de la familia se toman de
la mano y rezan juntos el Padre nuestro. Se encienden las luces y se canta una
canción.
Para cantar: "Ven, Ven, Señor, no tardes"
Ven, ven Señor no tardes;
Ven, ven Señor que te esperamos:
Ven, ven Señor no tardes;
Ven pronto Señor.
el alma perdió el calor;
los hombres no son hermanos,
el mundo no tiene amor.
el mundo sin paz no ve,
buscando va una esperanza,
buscando, Señor, tu fe.
Al mundo le falta vida,
al mundo le falta luz,
al mundo le falta el cielo,
al mundo le faltas Tú.
Segundo domingo de adviento: La servicialidad en la familia
Tercer domingo de adviento: Ser mejor en familia
Cuarto domingo de adviento: La presencia de Dios en nuestra
familia
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