miércoles, 8 de enero de 2014

Una oportunidad para perdonar

Hace un tiempo, escuché a Martín Valverde, en una de sus charlas decir "¿quién te dijo que nunca te van a lastimar?, ¿quién te dijo que las personas no fallan?". Todos podemos fallarle a alguien en algún momento de nuestra vida. Sobre todo a aquellos con los que día a día tratamos, nuestros seres y amigos más queridos. Algunas veces podemos hacerlo, sin darnos cuenta, otras veces un poco más conscientes de lo que hacemos: por miedo, temor, rabia, envidia, venganza, inseguridades… en fin, por tantas cosas.

El hecho de que seamos seres humanos nos hace vulnerables, incluso al mismo Cristo le ofendieron tantas veces (y aún le ofenden) y el hecho de que seamos cristianos no nos hace "inmunes" a las ofensas, sino que nos compromete a dar una respuesta cristiana ante esas situaciones.


Tal vez pasas por algún momento difícil, de tantos que hay. Realmente no lo sé, pero con gran amor te quiero compartir la riqueza que encontré en el perdón. Tienes que tomar en cuenta que Dios, como Padre de Misericordia, te hizo semejante a El. Por lo tanto, tu también puedes, con su ayuda, amar y perdonar.

De alguna manera misteriosa, el Señor usa todo lo que nos pasa, tanto lo que nos pasa a nosotros como lo que les ocurre a otros cerca nuestro, ¿sabes para qué?...para acercarnos a El.

Debemos ver los hechos, como grandes oportunidades que el Padre nos presenta para crecer en su amor, crecer en humildad y crecer como hijos de Dios.

Cuando ocurre algún hecho en mi vida, doloroso, que me impacta de alguna manera, me da tanta paz vivirlo de la mano de Cristo. No porque sea alguna figura imaginaria que me haga andar por las nubes o para salirme de la realidad, muy por el contrario:

Primero: cualquier cosa que me toque vivir en este mundo, ya Cristo la vivió y me brindó la respuesta plena perfecta de cómo debo, según sus criterios, vivirla.

Segundo: es mi hermano mayor y no se ustedes, pero uno se siente taaannn bien cuando tiene un hermano más grande al lado de uno; Y Cristo es el hermano con Mayúscula, por excelencia.

Tercero: porque me va guiando en cada momento y mirándole a El en la cruz, pocas cosas me parecen más grande que eso.  "En la cruz esta la vida y el consuelo, y ella sola es el camino para el cielo", diría Santa Teresa de Jesús.

Cuarto: Su mirada me compromete, El Cuenta Conmigo para responder cristianamente y con misericordia ante los demás, (Así como tantas veces lo hace conmigo). Porque estoy, igual que tu, llamada a evangelizar y estoy convencida de que ¡hay que evangelizar en todos los momentos!, no es solamente cuando demos alguna prédica o catequesis…¡hay que evangelizar con la vida! y ¿qué es evangelizar?, ¡" llevar la buena nueva", la noticia grandiosa de que Jesús resucitó, que está vivo! y ¿cómo reflejo yo que está vivo en mi?, ¿ ¿ ¿cómo!!???, haciendo míos los sentimientos de Cristo, no cuando yo quiera…no, sino cuando la vida y Cristo me lo piden. Allí evangelizo. Cuando llevo amor y perdón.
Es en ese momento, cuando soy un "disparate", cuando no puedo actuar por mi misma, en el que El se hace grande. Por eso, perdonar es tan necesario en nuestras almas. Cuando perdonamos y dejamos la ofensa atrás, brindamos paz a las personas que de una u otra manera nos han ofendido y también nos damos paz a nosotros mismos. Crecemos en santidad, que no es más que crecer en Gracia de Dios.

¿Y el Dolor?, me dirás… pues existe. Está ahí. No es una fórmula mágica. No es como que va a desaparecer lo que pasó. Pero precisamente…: lo que pasó…ya pasó…no podemos hacer NADA para cambiarlo. Pero si podemos cambiar nuestro futuro. Ser mejores, hacer a otros mejores. Y con el tiempo, ese dolor, ya no está.

¿Que no es fácil?, por supuesto que no es fácil. ¿Quién ha dicho que lo sea?. Pero si debo decirte, que una vez le entregas tu carga a Dios, una vez tratas de ponerte en los zapatos de quien te ofendió y dejas de mirarte al ombligo; una vez tratas, con humildad, de comprender las miserias humanas…y te das cuenta de que somos débiles, que sin Dios somos capaces de todo…¡DE TODO! y lo pongo en mayúscula. En ese momento, empiezas a liberarte, tratas, solamente tratas y entregas, la sanación no viene de ti…la sanación viene de lo alto. Es cuando empieza a llenarse tu alma de Dios. Empieza a llenarse ese dolor del mismo Cristo, empiezan a dejar de brotar lagrimas y se esboza en tu rostro una hermosa sonrisa.

En ese momento, cambias el ¿por qué Señor?, al ¿para qué Señor?, ¿qué quieres Señor?, ¿qué vas a sacar de esto?...Ofrécelo todo hermano, amigo, amiga…todo. En esto de la vida espiritual NADA SE DESPERDICIA. Todo, absolutamente todo, debe acercarnos a Dios.

Es en ese momento, cuando no entiendes todavía lo que pasa, que Jesús te lleva entre sus brazos. Es en ese momento cuando su Madre Santísima se vuelca en caricias hacia ti, cuando manda toda su milicia de ángeles a cuidarte, porque El sabe que su hij@ querido esta herido. Y es allí cuando sus palabras cobran vida: "Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo", "¡Oh Señor, que sería de mi sin ti!. ¡Ayúdame a perdonar siempre y prontamente!. No permitas que el resentimiento, el dolor, la sed venganza se anide en mi corazón. Lléname de ti, de tu esperanza, de tu paz, de tu gran amor. Inunda mi vida por completo Maestro. Teniéndote a ti, lo tengo todo".

En el momento en que permitimos que se instale en nosotros la ira, el desprecio y comenzamos a acusar a los demás…porque "¡mira que yo soy tan bueno!, ¡yo nunca he hecho nada malo!, yo y yo y yo…permitimos que sea el 'acusador desde el principio', que es el mismo Lucifer, quien vaya ganando esa batalla. Desde que llega, empieza a acusar…"No fui yo, fue Eva"…

Un alma en pena, cualquiera que sea, necesita ser perdonada. No estoy hablando de que las cosas sigan igual. Eso nunca pasará. Lo que pasó, quedo atrás. Pero cuando asumimos el perdón y decidimos perdonar en nuestro corazón, con la ayuda de Dios, una puerta se  abre para poder construir un futuro diferente. Y resurgimos, como el "Ave Fénix" de nuestras cenizas, construimos una relación mas sana, la que sea: hermanos, amigos, esposos, hermanos….y una vez iniciamos esa construcción, nueva, que puede tomar tiempo, no sobre la base del dolor…sino sobre la base del amor, de la entrega, del "yo creo en ti", allí, sin duda alguna, Dios está presente y bendice esa relación.

Algunas personas creen que perdonar es "hacerse el chivo loco"…eso no soluciona nada, al contrario, lo empeora. Otras creen que es "Olvidarse de lo que pasó"…tampoco es bueno, porque lo que pasó, sucedió (no nos estamos inventando nada), pero, colocarlo en su sitio, su justo lugar: atrás, no delante ni recordándolo a cada paso que damos…así no avanzamos ni nosotros ni los demás. Otras personas piensan que "no enfrentando la situación, teniendo de lejos a las personas", como no las ven de cerca, pues viven su vida pensando que "todo está bien" y no es así, realmente la brecha que se crea es cada vez más grande y pueden tornarse irreconciliables las diferencias, tal vez por cualquier "disparate".

Perdonarnos mutuamente, teniéndonos paciencia, es siempre bien poco, comparado con la bondad de Dios que perdona a todos.

Una de las frases de Jesús que mas me conmueven es precisamente de las ultimas que dijo: la petición de Jesús desde la cruz: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen" (Lc 23, 34). "¡Dios mío!, Tanto amor por mi!, por mi que soy menos que una hormiga …"¡Oh Maestro, que bien ya tu me conocías!. ¡Como necesitaba ese perdón, esa intercesión tuya por mi, por mis flaquezas, por mi pereza, por mis orgullos!  Gracias Señor…dos mil  y tantos años después, gracias…"

El tema del "perdón" aparece continuamente en todo el Evangelio. Lo encontramos al comienzo del Sermón de la Montaña, cuando el Señor nos dice: "Si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda" (Mt 5, 23 s). No se puede presentar ante Dios quien no se ha reconciliado con el hermano; adelantarse con un gesto de reconciliación, salir a su encuentro, es una condición previa para dar culto a Dios correctamente.

Les comparto dos frases que me parecen muy buenas para meditar:

"Si no sueltas el pasado, con qué mano agarras el futuro?"

"El que es incapaz de perdonar, es incapaz de amar." (Martin Luther King)


Hermanos, hermanas…Si en este momento, estas pasando por alguna situación en la que estas llamado a perdonar, como persona, como cristiano y como apóstol… pide la Gracia, da un paso adelante, ponte en acción. ¿No puedes hablar?...dale un abrazo, una sonrisa, cómprale un dulcito, mándale un email …cualquier acción, pero ¡no te pares!. No te inundes en las lágrimas, en resentimiento. ¡Sal afuera! como Abraham, a "contar estrellas", sal fuera de ti y del dolor. Conéctate con una realidad mucho más grande que tu.  Dale permiso a Jesús para entrar, que sea El quien te ayude a llevar, según su voluntad, este momento y verás que realmente, tienes una oportunidad para perdonar en tus manos y que es un gran regalo que puedes ofrecer al Altísimo. Dios te bendiga.


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